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LA HOMOSEXUALIDAD Y SEXUALIDAD EN LA HISTORIA


 


* El Instinto amoroso entre hombres siempre ha sido una constante universal.
* La perversión de la Sexualidad y la Senxualidad
* La Iglesia en la Colonia. Intolerancia y fundamentalismo
* En los Andes Incásicos era permitido la homosexualidad. Las fiestas orgiásticas de Huascar.
* El secreto de los Templarios - ¿Por qué la Iglesia Católica declaró a la homosexualidad como pecado.
* El rostro oculto de los pueblos precolombinos. - La homosexualidad como parte de los pueblos indigénas.
* Dulce amor que lleva a la locura - La homosexualidad entre el Rey David y Jonatán.
* La brutalidad de los perros de Dios - La inquisición de los Dominicos en contra de los homosexuales.
* Tras las Huellas de Sódoma. - La verdad sobre Sodoma y Gomorra
* Voces Fatales - Juana de Arco, condenada por travestismo
* Los heroes homosexuales borrados - Los que realmente combatieron ideológicamente contra los nazis.
* La doble moral de los Victorianos.
* Las orgías en el contexto ecuatoriano precolombino
* El matrimonio no es natural. Es una creación social. Es un contrato
* Las parejas homosexuales en el medio Evo.
* La historia de la humanidad se resume en seis judíos célebres.

 

EL INSTINTO AMOROSO ENTRE HOMBRES SIEMPRE HA SIDO UNA CONSTANTE UNIVERSAL

 

La historia la escriben los ganadores. Ellos son los que eligen quienes serán recordados y los eventos que serán relatados. Lo mismo ha sucedido con el comportamiento sexual masculino a través de la historia. Echándole un vistazo a cualquier libro de historia, uno podría pensar que la sociedad nunca ha visto bien el amor entre dos hombres, que nunca un pintor, un poeta o un papa ha compartido su cama y su corazón con otro hombre.

La evidencia entre el amor entre personas del mismo sexo a través de la historia ha sido o disimuladamente suprimida, como en el caso de los Griegos y los Romanos, o rápidamente destruida, como aún se hace con los descubrimientos arqueológicos del arte Inca y Maya. El resultado de estas acciones ha sido la innecesaria polarización de la sociedad y el ocultamiento del sufrimiento por el que han pasado aquellos que se han enamorado de personas del mismo sexo a través de la historia.

Sin censuras, los registros históricos revelan una realidad opuesta: el instinto amoroso entre hombres siempre ha sido una constante universal. Solo la actitud de la sociedad hacia él es lo que ha variado. Todas las culturas han regulado el amor entre hombres, tejiendo diferentes estilos de rituales alrededor suyo. Y algunas de ellas han tratado, sin éxito, de eliminarlo de su existencia.

Como regla, el amor entre hombres siempre fue parte de la estructura social y religiosa a través de la historia. Desde la antigua Grecia y Roma con sus emperadores (Trajan y Hadrian entro otros), hasta los chamanes de Siberia y los hombres medicinales de los Indios Americanos; desde los miembros de las tribus de África hasta los emperadores de la China, todo el mundo ha aceptado y le ha hecho lugar a la vulnerabilidad de los hombres ante la belleza de otros hombres. Así que aceptaron que, estando casados o no, los hombres se enamoraban de otros hombres, soñaban acerca de ellos, escribían acerca de ellos, peleaban por ellos y se iban a la cama con ellos.

En la Antigua Grecia, el amor entre hombres era de muchas maneras, análogo a los matrimonios de ese entonces, y era visto como algo de igual importancia en la vida del individuo y consagrado en la mitología griega. Esta fue la piedra angular de una tradición cultural que 2500 años atrás provocó el nacimiento de la democracia, el teatro, la filosofía, las matemáticas, la historia, etc. En ese entonces se creía que el amor entre hombres sacaba lo mejor de los jóvenes, en especial, la masculinidad y el coraje. En los tiempos de Guerra, los soldados muchas veces luchaban codo a codo con sus amados y más tarde, liderados por Alejandro Magno y su novio, Hephaestion, los griegos conquistaron el mundo. Grecia, por supuesto, no era ninguna Utopía: la prostitución, los violadores y la esclavitud eran moneda corriente.

En Japón, los aprendices de Samurai se juntaban con los viejos guerreros para ser entrenados en el amor y en la guerra. Incluso el shogun tenía, además de sus concubinas, varios novios, sus amores "nanshoku", inmortalizados por escritores y pintores.

En las tierras Musulmanas, famosos poetas iraníes y árabes como Hafiz i-Shirazi y Abu Nuwas alababan y sufrían por los encantos de jóvenes muchachos. Los hombres sufies sagrados de la India hasta Turquía buscaban encontrar a Alá asomándose a la belleza de jóvenes lampiños. Los cuentistas relataban historias de amor gay en Las Mil y Una Noches.

En Norteamérica y en Siberia, las tradiciones shamánicas desde la edad de piedra reconocían los poderes especiales de esos hombres y mujeres que se sentían atraídos por personas del mismo sexo, como aún se puede ver en la tradición de los dos espíritus de los Americanos Nativos que sobrevive hasta el día de hoy.

En el mundo occidental de la era pre-moderna, el amor entre hombres sobrevivía oculto, visible solamente cuando los amantes tenían la mala suerte de ser descubiertos, o cuando algunos artistas se atrevían a mencionar el tema en forma velada en algunas de sus obras. Muchos escritores, músicos, pintores y poetas hablaron del amor entre hombres, pero siempre en código: Miguel Ángel, adornó la Capilla Sixtina con vibrantes desnudos masculinos; Shakespeare, le brindaba serenatas a su amado en sus sonetos; Blake se enfrentaba a los sacerdotes que le "prohibían disfrutar de mi goce y mi felicidad" y Whitman, cantaba sobre el cuerpo eléctrico. La lista de luminarias, artistas, gobernantes, miembros del clero, caballeros y truhanes que han sentido la fuerza del amor hacia otros hombres (algunos de ellos en compañía del amor hacia las mujeres) es interminable.

 

 



LA PERVERSION DE LA SEXUALIDAD Y LA SENSUALIDAD

La Iglesia colonial mantenía un estricto control sobre la vida de sus feligreses, sobre su sexualidad y hasta sobre sus pensamientos. Prácticamente no existía la vida privada como derecho de las personas, porque la Iglesia, a través de la confesión, descubría hasta sus secretos más íntimos. De otro lado, siendo no muy grandes las ciudades de Quito y Guayaquil, y muy pequeños el resto de los pueblos, todos se conocía, todos sabían las historias de todos y todo se contaba a voz en cuello, los esclavos e indios informaban a lo que veían o escuchaban a sus amos y a los sacerdotes y éstos, a su vez, daban cuenta de todo lo que pasaba a sus alrededor a las autoridades eclesiásticas y civiles. Dichas autoridades regulaban la movilización de las personas, con lo cual ejercían una forma de control general y centralizada.

Ese ambiente de control y represión en fue similar en Quito y en Lima: “Por los testimonios de los testigos (en las visitas que las autoridades realizaban periódicamente a los barrios) se nota que la vida privada era una esfera sumamente permeable, ya la vida cotidiana suponía una cercanía muy marcada entre las personas. Esto facilitaba a las autoridades los accesos a la intimidad de los personajes en cuestión.

Para la gente de la ciudad que una mujer entrara a “deshoras” en casa de un hombre solo y viceversa, que alguno de los implicados visitara con regularidad el lugar de residencia del otro, “que comieran y bebieran juntos en una misma mesa” evidenciaba la existencia de relaciones sexuales ilícitas” ( *Maria Emma Manarelli).

Contribuía efectivamente al control ideológico de la población quiteña la existencia de gran cantidad de conventos , poblados por infinidad de frailes. En 1656, el obispo Montenegro enumeraba alguno de los conventos existentes: en Ibarra, que no tenía más de setenta vecinos, había cuatro conventos; Latacunga, que solo era asiento y no llevaba a villa y tenia cuatro; Riobamba, villa de noventa vecinos, tenía cuatro conventos de frailes, uno de monjas y dos curas. En Loja había un o y en Cuenca dos.

De otro lado, era la Iglesia la que controlaba y registraba los actos civiles de las personas, desde su nacimiento y hasta su muerte; autorizaba y realizaba los matrimonios; inscribía los nacimientos, fuesen legítimos o ilegítimos; entendía y

Decidía en los juicios de divorcio o nulidad del matrimonio, en las demandas por amancebamiento; imponía castigos o daba la absolución de los pecados en el confesionario; y escuchaba los más ocultos secretos en el momento de la muerte. Tenía, por tanto, un control rígido y especifico sobre todas las personas de su jurisdicción, en especial de las mujeres, las cuales, frente a las dificultades de su vida cotidiana o ante la presencia de problemas sicológicos, recurrían a la ayuda y consejo espiritual de los sacerdotes. De este modo, los religiosos regían por entero la vida de la comunidad a través de la manipulación de las mujeres, lo cual adicionalmente les permitía obtener también réditos sexuales s y económicos.

Uno de los ámbitos particularmente vigilados y controlados por la Iglesia era del arte y la cultura. Según la concepción eclesiástica, la única finalidad de la creación intelectual y artística debía ser el culto a Dios, a la corte celestial a los valores y símbolos religiosos, como lo prueba hasta la saciedad todo el arte de la llamada “Escuela Quiteña”, hermosa pero poco original recreación de las imágenes y temas de la pintura y escultura religiosas de España. En casi todas las expresiones de la iconografía e imaginería religiosa, las mujeres aparecen en tanto que representaciones de la virgen, de las santas o beatas de la iglesia o de humildes pastorcitos en actitud de oración.

A partir de esta estrecha conceptualización del arte, quedaban de hecho condenadas como heréticas o pecaminosas todas las demás manifestaciones del arte, inclusive las pinturas y esculturas que no respondieran al ideal religioso. Así lo prueban con abundancia de ejemplos, las célebres ordenanzas del virrey Toledo, que prohibían y calificaban de idolátricos todos los cantos y bailes de los indios, y el mismo sentido tuvieron una infinidad de decretos canónicos y pastorales eclesiásticas que condenaron, a lo largo de la vida colonial, las expresiones artísticas no religiosas, tales como la pintura y escultura profanas, la danza, el canto y baile colectivo, tanto de blanco como de mestizos y negros e indios. Un ejemplo relevante de esa satanización del arte no religioso lo tenemos en el famoso cuatro titulado “El Infierno”, del Padre Hernando de la Cruz, que se conserva en la iglesia de la Compañía de Jesús, de Quito, en el cual aparecen, entre los condenados por la ira divina, unas gentes en mallas de ballet,

Identificadas con el título de “bailarines deshonestos”.

Jenny Londoño López
Historiadora Ecuatoriana.
Grupo País Canela
www.geocities.com/grupo_canela

 



LA IGLESIA EN LA COLONIA
Intolerancia y fundamentalismo

La Iglesia que llegó a América trajo, pues una posición fundamentalista, que consistía en la convicción de que l adoctrina católica debía ser impuesta aunque fuese a sangre y fuego. Pero, además de ese “espíritu de cruzada” imbuido por la Contrarreforma, los conquistadores y sacerdotes trajeron al nuevo continente la intolerancia étnico – religiosa heredada de la “Guerra de Reconquista” española contra los moros, concluida apenas tres décadas antes del descubrimiento de América.

Con esa convicción, frailes y clérigos de varias órdenes religiosas llegaron junto con los soldados de la conquista y contribuyeron con su prédica  y asesoría espiritual a justificar todos los excesos de la dominación colonial, con muy pocas y honrosas excepciones, como las de fray Bartolomé de Las Casas y San Pedro Claver, que abogaron por el respeto a los indios y a los negros, respectivamente.

Al llegar los europeos al nuevo continente se encontraron con una cultura indígena altamente desarrollada, que tenía como parte de sus concepciones naturalistas un profundo respeto a la feminidad, en tanto que ella representaba la fertilidad de la madre naturaleza y la reproducción de todos los seres. A diferencia de la cultura judeo – cristiana, que veía a la sexualidad como una muestra reiterada y culposa del “pecado original”, los indios de América actuaban frente a ella con una absoluta naturalidad y por el contrario, exaltaban la fecundidad y la procreación como un don divino.

Donde este culto a la fertilidad alcanzó sus mayores expresiones fue en las culturas agrarias de la costa ecuatoriana, en las cuales la imagen femenina, representada en  Multiples maneras,  constituía el centro simbólico de un elaborado culto a la fertilidad. Las maravillosas figurinas de cerámica que hoy conocemos como las “Venus de Valdivia”, abundantemente difundidas por toda el área cultural valdiviana, nos revelan toda la riqueza y magia de aquel culto; son imágenes de mujeres embarazadas, o de mujeres que cruzan los brazos bajo los senos desnudos, en una suerte de ofrenda de vida, y siempre muestran una feminidad espléndida, adornada de infinidad de peinados y gozosa de la vida. Similar sentido vital tenía, en la cultura Milagro – Quevedo,  el uso ritual de “falos sembradores”, voluminosas piezas huecas de cerámica y con agujeros en l punta, que servían para asperjar las semillas en la tierra.

En el imperio Inca también hubo un culto a la fertilidad, manifestado en la presencia de grandes diosas femeninas, tales como la “Pacha Mama” (la tierra), la “Mama Killa”
(la luna) y la “Mama Cucha” ( el mar), y de diosas menores como “Mama Sara” ( el maíz), “Kollka” y Machacway” (las estrellas), “Mama Coca” (lacoca), “Mama Uchu” (el ají o chile), y “Mama Aswa ( la chicha ). Una estatuilla, “Wagalmojón”, representada por una mujer con los genitales descubiertos, era adorada en todas las casas para proteger el embarazo y la fertilidad. Reinando sobre todas ellas estaba un gran dios masculino, el sol.

Hubo una doble moral en los religiosos de  casi todas las comunidades eclesiásticas, puesto que mientras predicaban a la sagrada labor de redimir las almas de los “salvajes”, se aprovechaban de su trabajo, de sus tierras y de sus mujeres e hijas, prometiéndoles el premio de un paraíso nebuloso a cambio de sus sufrimientos en la tierra. Sin embargo, según algunos historiadores, de estos desórdenes “de la carne” se salvaban los jesuitas, quienes estaban demasiado ocupados en aumentar las riquezas y bienes terrenales de su comunidad.

El cronista indígena, Felipe Guamán Poma de Ayala, en 1615 rescribió un desgarrador testimonio de la conducta inmoral de los funcionarios y sacerdotes españoles: “Las dichas justicias y corregidores y padres de las doctrinas y tenientes de las ciudades y villas y provincias de este Reyno, con poco temor de Dios y de la Justicia, andan rondando y mirando la vergüenza de las mujeres casadas y doncellas y hombres principales. Y andan robando sus haciendas y fornican a las casadas y a las doncellas las desvirgan. Y así andan perdidas y se hacen putas y paren muchos mesticillos y no multiplica los indios. ( Nueva Crónica y Buen  Gobierno” – Poma de Ayala. )

En otra parte agregó Poma: “Los dichos padres de las doctrinas tienen unas Indias en las cocinas o fuera de ella que le sirve como su mujer casada y otras por mancebas en ellas tiene veinte hijos, público y notorio. Y a estos hijos mestizos les llama sobrinos y dicen que son hijos de sus  hermanos y parientes”. Finalmente, incluyó entre sus testimonios el sermón de uno de aquellos clérigos, que usaba el púlpito para preparar anímicamente a las víctimas de su lujuria: “Si un mulato te forzara, darías a luz un indio mitayo. Pero si un español te fueza, das a luz a un niño muy bonito ( Poma de Ayala, Tomo II, p.538 )

La conducta de los religiosos y dichas prédicas influyeron posteriormente en las indias, quienes empezaron a aceptar y aún a buscar relaciones con españoles, con la esperanza de que sus hijos mestizos no tuviesen que tributar al monarca y pudiesen tener acceso a una vida mejor.

Jenny Londoño López.
Historiadora Ecuatoriana.
Tomado de ¿Angeles o demonios? Las mujeres y La Iglesia en la Audiencia de Quito.


LAS PAREJAS HOMOSEXUALES EN EL MEDIO EVO


 

Conocer la historia es imprescindible para enfrentarnos a la realidad porque la perspectiva histórica nos da la posibilidad de comprender que las cosas no son irremediables, que no siempre han sido tal y como hoy las conocemos y, sobre todo, que pueden cambiar.

Conocer la historia ha permitido que muchos homosexuales comprendan que la homosexualidad, presentada en nuestra sociedad hasta hace poco, como un vicio antinatural, ha sido considerada en otras sociedades como algo natural e incluso bueno.

Que ha habido y hay sociedades que alientan los contactos homosexuales como parte del desarrollo de las personas; conocer la historia nos permite saber que incluso una de las organizaciones más homófobas que existen en la actualidad, como es la iglesia católica, no siempre fue así. Los gays cristianos se esfuerzan por demostrar que en la Biblia apenas hay referencias negativas a la homosexualidad y que las que hay o bien no han sido bien traducidas, o bien no han sido bien entendidas.

Uno de los gays cristianos, católico practicante, que más ha hecho por "desarmarizar" el pasado de la iglesia católica ha sido el historiador norteamericano, John Boswell. Boswell, que murió de SIDA y que fue catedrático de historia en una de las universidades más prestigiosas del mundo, la de Harvard, dedicó parte de su trabajo a demostrar que la iglesia católica no siempre ha sido tan intolerante en lo que se refiere a la homosexualidad y que incluso llegó a celebrar "bodas homosexuales".

Esta es la tesis de su libro "Las bodas de la semejanza", publicado en 1994, en donde sostiene que la iglesia cristiana bendijo, desde el siglo III al XIII, a parejas homosexuales en lo que entonces se llamaron "ritos de hermanamiento". Cierto es que más la iglesia ortodoxa que la de occidente, aunque él encuentra pruebas de que estas bodas las celebraban tanto papas ortodoxos como sacerdotes católicos. Boswell rebuscó en los textos antiguos guardados en los monasterios para encontrar contratos que firmaban dos hombres, que lo hacían únicamente por afecto, y no por relaciones comerciales, y que son idénticos a los que se firmaban en las bodas heterosexuales.

Cierto es que ninguno de estos contratos explicite que el "hermanamiento" implicara relaciones sexuales, pero este historiador las cartas encontradas a estos supuestos amantes dan cuenta de la pasión con que se vivían estas relaciones. Para Boswell, la iglesia tuvo que aceptar estas relaciones porque eran muy practicadas en Europa en aquel tiempo y socialmente eran, si no alentadas, si ampliamente toleradas, por lo que en los años de asentamiento del cristianismo, la iglesia se sumó a las bendiciones para no perder adeptos. El historiador sugiere que, en esos primeros años, estas relaciones no sólo eran toleradas, sino que además existen ejemplos de estas parejas en el mismo santoral cristiano.

Es el caso de los mártires San Baco y San Sergio, dos oficiales romanos martirizados a finales del siglo III y a los que en un icono del siglo VII se les puede ver representados tal y como se representaba a los matrimonios en esa época. Pero Boswell tiene sus críticos.  Estos le acusan de que maneja fuentes que están en griego y en eslavo litúrgicos y que no existen traducciones latinas de estos textos matrimoniales. Estos textos, al no estar en latín, son difíciles de comprender. Boswell afirma que las traducciones latinas sí existieron pero que fueron destruidas cuando la iglesia claramente decidió castigar este tipo de uniones. 

Entonces se quemaron todas las fuentes que pudieran sugerir que se habían permitido en algún momento. Boswell pone además todo tipo de ejemplos que demuestran que la iglesia y la sociedad de la época eran cuando menos tolerantes con la homosexualidad. De hecho, en contra de lo que se cree, durante la Alta Edad Media apenas hay leyes que prohíben la homosexualidad y no se producen juicios o castigos contra el pecado de sodomía, que es como se llamaba. 

Por ejemplo Carlomagno en el siglo IX se lamentaba de que en su reino hubiera monjes sodomitas, pero se limitaba a pedir a los obispos que lo prohibieran y lo erradicaran, pero no proponía ningún tipo de jurisprudencia que lo castigara. O la Regla de San Benito que era el reglamento según el cual se organizaban la mayoría de las órdenes religiosas de la Edad Media que daba unas indicaciones para evitar que este tipo de actos se extendieran en los monasterios entre los monjes jóvenes, pero nada de hogueras.

Lo que la Regla ordenaba hacer era que los monjes durmieran todos en un dormitorio común con la cama del abad en el centro para evitar visitas a otras camas, que se dejara la luz encendida toda la noche y que los monjes durmieran los jóvenes al lado de los viejos para evitar las tentaciones. Así mismo, en esa época hasta el siglo XII floreció una literatura en forma de cartas de amor y poemas que los monjes se escribían unos a otros y que han llegado hasta nuestros días. El amor florecía en los monasterios, reductos masculinos, sin que los monjes fueran castigados por ello. Pero en el siglo XIII todo cambia bruscamente.

En Europa se comienzan a promulgar leyes que sancionan con la castración, el descuartizamiento o la hoguera para los actos de sodomía. Según Boswell son varios los factores que propician este cambio. Fundamentalmente que la sociedad de la época se encuentra con una serie de enemigos ante los que es conveniente alentar el odio: el Islam, los judíos, los herejes…

Como ocurriría muchos siglos después con el fascismo y los judíos por ejemplo, cuando se quiere movilizar al pueblo lo mejor es dirigir su odio contra alguien y ese alguien eran moros y judíos a los que se acusaba de cualquier cosa: de sodomía también.

Pero según muchos historiadores la puntilla a la tolerancia medieval la puso el proceso contra la orden de los Templarios a instancias de Felipe IV de Francia. Esta orden, que nació en 1119 para proteger a los peregrinos que iban a Tierra Santa, había acumulado una gran cantidad de riquezas con los años. Tantas que el rey de Francia las quería para sí.

La ley decía que cuando alguien era acusado de un crimen y ajusticiado, el rey se quedaba con su riqueza. Felipe IV acusó a los templarios de dedicarse a prácticas de sodomía. En Francia en una noche se detuvo a todos los templarios a los que la tortura les hizo confesar que así era. Entonces no fue difícil ordenar que todos ellos fueran quemados y sus riquezas expropiadas para la corona. Desde entonces, siempre que no se ha sabido de qué acusar a un enemigo con el que quiere acabarse se le ha acusado de dedicarse a la homosexualidad. 

Pero en todo caso ahí están las cartas que unos monjes enamorados dirigían a otros y esos contratos que revelan que los hombres en la Edad Media no tenían miedo de demostrar el afecto que les unía y por el que estaban dispuestos a firmar un contrato y a compartir sus bienes y posesiones. 

Transcribimos uno de estos documentos del año 1031: "Nosotros, Pedro Didaz y Munio Vandiles, pactamos y acordamos mutuamente acerca de la casa y la Iglesia de Santa María de Ordines, que poseemos en conjunto y en la que compartimos labor; nos encargamos de las visitas, de proveer a su cuidado, de decorar y gobernar sus instalaciones, plantar y edificar. E igualmente compartimos el trabajo del jardín, y de alimentarnos, vestirnos y sostenernos a nosotros mismos. Y acordamos que ninguno de nosotros de nada a nadie sin el consentimiento del otro, en honor de nuestra amistad, y que dividiremos por partes iguales el trabajo de la casa y encomendaremos el trabajo por igual y sostendremos a nuestros trabajadores por igual y con dignidad. Y continuaremos siendo buenos amigos con fe y sinceridad, y con otras personas continuaremos siendo por igual amigos y enemigos todos los días y todas las noches, para siempre. Y si Pedro muere antes que Munio, dejará a Munio la propiedad y los documentos. Y si Munio muere antes que Pedro le dejará la casa y los documentos".


 

LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD SE RESUME EN 6 JUDIOS CELEBRES

La Historia de la Humanidad más que dividirse en 6 capítulos se divide mas bien en 6 "Judíos célebres":

1. Primero vino Abraham quién decía que "todo" se encuentra o está  allá arriba en Dios,

2. Luego vino Moisés quién pensaba que  éste "todo" se encontraba mas bien en el hombre;

3. Mas tarde apareció Jesús quién proclamaba que éste "todo" se encuentra mas bien en el propio corazón del hombre;

4. Posteriormente aparece Carlos Marx quién llegaba a la conclusión que éste "todo" primero debe saciarse en el consumo y por lo tanto en el estómago del hombre en la sociedad;

5. Después aparece el famoso psicoanalista Sigmund Freud quién afirmaba que éste "todo" se centraba mas bien en el sexo y en la propia sexualidad del hombre;

6. Finalmente. ante tanto dilema irresoluto aparece el último y gran judío en la Historia, Albert Einstein , quién dijo que últimamente "todo es relativo"....
 


 

      
EL SECRETO DE LOS TEMPLARIOS

A partir de la segunda mitad del siglo XI, los pueblos occidentales de Europa organizaron expediciones de carácter religioso militar, con el afán de rescatar los Santos Lugares que se encontraban bajo el poder de los musulmanes.  El mentalizador de estas guerras santas fue Pedro el Ermitaño, quien recorrió Francia, Italia y Alemania convenciendo a los cristianos sobre la necesidad de asegurar la peregrinación de sus correligionarios a Jerusalén, Belén y Nazaret.

Alentado por las prédicas del Ermitaño, el Papa Urbano II aprobó la primera cruzada en el año 1095. Tomaron parte en ella Godofredo de Bouillon descendiente del linaje de los fundadores de París y sus hermanos Balduino y Eustaquio. El 15 de julio de 1099 la gran peregrinación conquistó Jerusalén en donde los caudillos de la cruzada organizaron un reino cristiano.

Durante las guerras cruzadas se formaron órdenes militares compuestas por soldados monjes. Una de ellas fue establecida en 1119 por ocho caballeros franceses con el nombre de “Caballeros pobres de la Ciudad Santa”. En esta asociación a los votos religiosos de sus miembros se les sumó la responsabilidad de dedicarse a defender a los peregrinos y combatir a los infieles, con esta responsabilidad la Orden se convirtió en una potencia militar. Su sede principal en  Jerusalén fue un edificio situado próximo a lo que fuera el templo de Salomón, por esta situación, esta orden de caballería más tarde fue denominada “Caballeros del Templo” o simplemente “Templarios”.

Los Templarios vivieron a la manera de canónigos regulares preparados siempre para aceptar el combate en pos de triunfos. Adoptaron como hábito un manto blanco con una cruz roja y su estandarte fue de color negro y blanco.

Como una fuerza militar, las Templarios descollaron por   su valor, para estos caballeros el estado de prisionero físico o mental era inadmisible, sencillamente no podía existir. Se sabe que cuando los musulmanes capturaban a los cruzados dejaban a los prisioneros   la elección de morir o adoptar la religión del profeta Mahoma. A los que no querían renegar de su fe les cortaban la cabeza. La única orden que pudo vanagloriarse de que ninguno de sus miembros acepto renegar fue la Orden templaria

Una vez establecidos de los primeros cruzados en Oriente, en  Europa se consideró que era el momento oportuno para conquistar nuevos mercados e imponer ideas,  religión y cultura.

Mientras  los templarios alcanzaban éxitos rotundos en todas partes,   la Iglesia Católica resolvía cuestiones doctrinales recurriendo a concilios ecuménicos, estas asambleas universales eran precedidas por el Papa y para su validez debían de contar con representantes de toda la iglesia.

En los once primeros concilios ecuménicos las discusiones versaron  principalmente en temas como la Santísima trinidad, la divinidad de Cristo, la virginidad de María, el culto a imágenes religiosas y la eficacia de los sacramentos.

 El año de 1215 fue convocado por el Papa Inocencio III, al duodécimo concilio general y cuarto de Letrán. En este concilio uno de los más famosos de la edad media asistieron aproximadamente unas mil personas entre primados, obispos, abades, priores y reyes.

Durante las deliberaciones y tertulias que se dieron en este evento, se puso en evidencia la disputa que existía entre príncipes y obispos por la recaudación de impuestos y la administración jurídica de territorios. En medio de mutuas insinuaciones sobre la conducta sexual de los asistentes, se acordó decretar el celibato para los clérigos y condenar  la homosexualidad. A esta orientación sexual se la bautizó con el nombre de “pecado nefando”.

Este concilio  finalizó,  cuando Urbano III comisionó a los dominicos para formar cortes eclesiásticas con el fin de descubrir y castigar la herejía. Con estos mandatos  quedó instituida la Inquisición llamada también Santo Oficio, a la que también se  encargó  juzgar y castigar la conducta sexual de la población.

Los catalizadores que existieron en el Concilio Cuarto de Letrán para considerar a la homosexualidad como un nuevo pecado fueron,  la necesidad de disminuir las enfermedades venéreas que diezmaban a la población,   los problemas políticos al interior de la iglesia, la disputa entre obispos y príncipes y principalmente el surgimiento en el escenario de un nuevo poder representado por la orden de los Templarios.

En el año de 1231durante el pontificado  de Gregorio IX se decretó la pena de muerte para los herejes y para los homosexuales.

Una vez iniciado el siglo XIV, el espíritu ambicioso del rey de Francia Felipe IV el “Hermoso” se dejó sentir con más violencia, el año 1301 expulsó a los prestamistas italianos apoderándose de su dinero, cinco años más tarde este monarca dispuso  la expulsión de los judíos de su reino impidiéndoles disponer de sus bienes.

El año 1307,   Felipe IV  dirigió su   ataque contra los Templarios que en ese momento eran propietarios de fabulosas riquezas, esta vez el maquiavélico gobernante se unió al Papa Clemente V para conseguir   la detención de todos los  miembros de esta Orden que residían en  Francia

En las primeras horas de la mañana del 13 de octubre de 1307, oficiales del rey de Francia, interrumpieron en las casa de los templarios del reino, para con extrema violencia arrestar a sus ocupantes. Los hermanos maltrechos por el ataque, se dejaron apresar, sin  poner resistencia  Esta vez los complotados utilizaron a la Inquisición para someter a los presos a horribles torturas.

La habilidad del Hermoso consistió en llevar sus acusaciones no contra la orden como un conjunto sino contra los individuos de ésta uno por uno.

Entre los días 26 de mayo y 20 de julio de 1308 el Rey y el Papa personalmente dirigieron el proceso, al cual lo habían sustraído de la Inquisición para ponerlo bajo su jurisdicción.

El juicio  al maestre de la Orden templaria Jacques de Molay se desarrolló en París, la corte eclesiástica para esta ocasión estuvo formada por tres cardenales y los interrogatorios  se efectuaron desde el 9 de agosto al 26 de noviembre de 1309. Para esa fecha Jacques de Molay tenía sesenta y dos años

Entre las múltiples acusaciones que se hacía contra los dos mil templarios apresados se encontraba la de haber cometido el crimen de sodomía.

Durante el proceso, hubieron acusadores que afirmaron que la Orden de los Templarios se había convertido en “un nido de impudicias y actividades antinaturales”, y que a los jóvenes que recién ingresaban  se les enseñaba a complacerse sexualmente  besándose entre ellos, en el ombligo y en los glúteos.

No faltaron personas que afirmaban haber visto en las casas templarias, a jóvenes tan  hermosos como querubines  entregados  a “ritos cargados de desenfreno sexual”. En este estado de excitación, entre falos majestuosos y al compás de una sinfonía de caricias se esfumaba la jerarquía de la Orden.

En medio de una lluvia de rumores se decía que los “besos indecentes” del los templarios alentaban la homosexualidad entre la población.

En este proceso judicial se aseguraba además,  que  las noches  templarias eran “para la vida disipada”, en donde  cuerpos masculinos  con aroma a trementina y formas perfectas por  el  ejercicio militar se perdían en deleites carnales. Estas noches de pasión, eran también un renacer para los caballeros de labios marchitos por el tiempo gracias al sabor de las zonas erógenas de unos cuerpos nùbiles y turgentes.   

Detrás de este tipo de declaraciones se encontraba Felipe el Hermoso, tratando  de criminalizar las prácticas sexuales de sus enemigos políticos para de este modo eliminarlos.

En los calabozos del rey, los acusados  sufrieron tres o cuatro años de terror físico y psíquico, sus cuerpos fueron deformados por los golpes que recibieron y su piel se convirtió en una superficie llena de cicatrices, quemaduras inflamadas y heridas tumefactas.

Las investigaciones realizadas sobre los caballeros templarios  han demostrado que la Orden era eminentemente homosexual y que actuó como un detonador antropológico en los pueblos en donde pudo  implantar su personalidad.

Dos grupos distinguibles dentro de la estructura social los Templarios fueron los guerreros y los vasallos, durante las indagaciones, se descubrió que los  guerreros y sus vasallos  dormían en la misma cama, comía del mismo plato y montaba el mismo caballo. Los templarios consideraban que la relación guerrero vasallo terminaba convirtiéndose en romance. Estos romances fueron tan apasionados como díscolos, pues  los amantes eran capaces de ofrendar la vida por amor. En estos tiempos las parejas gays eran indestructibles y solo podía aniquilarlas la muerte.

Al estudiar los sellos utilizados por la Orden templaria en sus documentos se puede entender su parecer, en una de estas marcas se observa la imagen de dos caballeros montados sobre un solo caballo, los jinetes se presentan tan unidos que parece que fueran un solo ser.   Rodeando a la imagen mencionada se encuentra la leyenda SIGILLVM MILITVM XPISTI que se traduce como “el secreto del ejército de Cristo”.

El juicio a los Templarios se extendió hasta 1310, durante este periodo Jacques de Molay  y centenares de caballeros fueron condenados  a la muerte por fuego.

Los Templarios se volvieron poderosos cuando se convirtieron en banqueros y prestamistas de los reyes y por esta causa eran considerados como una amenaza para el poder político de la época.

Para destruir totalmente a los Templarios, Felipe el Hermoso y el Papa Clemente V recurrieron  a un concilio ecuménico que se efectuó en Viena el 1 de octubre de 1311, en esta reunión se acordó confiscar los bienes de la Orden y   extinguirla jurídicamente.

Los historiadores medievalistas han demostrado que  la presencia la Orden de los Templarios en campiñas, pueblos y ciudades, contribuyó poderosamente a la recuperación y conservación de costumbres, ciencias  y rasgos tradicionales frecuentemente paganos, sin esta presencia, este bagaje cultural se hubieran perdido inexorablemente, por la acción destructora de la Iglesia empeñada ciegamente en hacer desaparecer todo aquello que atente directa o indirectamente contra su autoridad exclusiva.

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LA BRUTALIDAD DE LOS PERROS DE DIOS

Entre los años 1231 y 1235 el papa Gregorio IX organizó tribunales eclesiásticos para descubrir y castigar la herejía, la encargada de esta misión fue la orden religiosa de los dominicos. El nombre de esta congregación religiosa se deriva de la voz latina “Domine Cannes” que significa “perros de Dios”.

La iglesia cristiana  desde sus albores estuvo convencida que los placeres carnales injurian a Dios y a la sociedad, por esta razón los definió como  pecados aberrantes que se debían castigar con las rigurosas leyes   del tribunal del Santo Oficio, esta institución calificó como delito a todo acto sexual que no culminaba con la inseminación de la mujer.  Desde su creación la Santa Inquisición estimó a todas las  practicas sexuales infecundas  como “crimen contra natura”, de una inmensa lista de estas prácticas, la homosexualidad masculina fue considerada la infracción más grave, por ello se la llamó también “el crimen sin nombre” o “pecado nefando”.

Con el descubrimiento de América, los obispos que participaron en la conquista organizaron en esta región del mundo tribunales inquisitoriales provisionales para castigar las costumbres de los indígenas y las “conductas escandalosas y deshonestas de algunos soldados españoles”. Estos pseudo tribunales que no fueron establecidos por decreto oficial,  sin ningún juicio condenaron a una cantidad indeterminada de indígenas, negros y mestizos    a penas monstruosas. A este episodio los historiadores lo denominan: “La inquisición primitiva en América”

Una vez organizada la América española en virreinatos y reales audiencias, las denuncias efectuadas por los obispos de Quito y el Cuzco ante el Inquisidor General, motivaron a   Felipe II a dictar una cédula real el 25 de enero de 1569 en la cual se mandaba establecer  tribunales del Santo Oficio en Lima y México.

Los trabajos  que sobre los archivos inquisitoriales efectuara  el historiador chileno José Toribio Medina y los documentos recopilados por  el padre dominico   Vacas Galindo, permiten conocer que una poderosa razón para instaurar el tribunal del Santo Oficio en Lima fue la condición religiosa de los habitantes de la Gobernación de Yaguarzongo (Loja) en la Real Audiencia de Quito, pobladores que se habían ganado la animadversión del obispo de Quito, Pedro de la Peña y Montenegro el cual no cesaba de denunciarlos ante el Inquisidor General   tildándolos de “la escoria del mundo” (judíos).

En el año 1570 en las ciudades de Lima y México fueron creados los primeros tribunales del Santo Oficio de la Inquisición en el Nuevo Mundo, así mismo en el año 1608 fue establecido en la ciudad de Cartagena de Indias un nuevo tribunal de la Inquisición, en vista de que los dos primeros tribunales no avanzaban a tramitar tantos procesos judiciales, la Real Audiencia de Quito estuvo incorporada al territorio jurisdiccional asignado al tribunal limeño.

La fundación del tribunal de la Inquisición en Indias, formó parte de un maquiavélico proyecto político lanzado por el rey Felipe II en 1569 con el objeto de robustecer el poder de su monarquía en tierras americanas. El Santo Oficio fue visto como la institución más precisa par a vigilar las costumbre e imponer el silencio en cuestiones ideológicas.

La Inquisición utilizó la represión sexual como un instrumento de dominación, convirtiendo al sexo en algo degradante. Los archivos inquisitoriales permiten saber que el Santo Oficio actuó de forma brutal contra los homosexuales que no se sometieron a los mandatos de la iglesia. Los métodos de tortura utilizados por el macabro tribunal sólo se pueden comparar con aquellos que utilizaron los nazis o los militares sudamericanos que actuaron en la “guerra sucia”.

El Santo Tribunal fundado por poder real en América, mantuvo atribuciones separadas de la justicia ordinaria y muy superiores a ella y a los mandatarios en cuyas provincias funcionó. Por otra parte, desde 1570  la población indígena quedo fuera del control de la inquisición, pues para juzgar a esta población se creó el “Tribunal de extirpación de idolatrías”.

En 1572 el tribunal de la Inquisición ordenó a sus verdugos , el arresto de fray Francisco de la Cruz en el convento de Santo Domingo en Quito, este teólogo utilizó los delirios místicos de una beata, para anunciar que un niño abandonado a las puertas de una misión limeña, dirigiría a los indios y negros en su lucha para liberar al Perú de la dominación española, durante el juicio que duró cerca de seis años, De la Cruz fue acusado de hereje, dogmatizador y apostata,  de “haber caído en el pecado nefando con dos frailes de su Orden”. En el desarrollo del proceso, el dominico acusó a sus compañeros de Monasterio y Orden, de que la mayoría de ellos disfrutaban de una intensa vida homosexual “en especial los frailes novicios”.

El 13 de abril de 1578 en un auto de fe realizado en las plaza mayor de Lima, murió en la hoguera fray Francisco de la Cruz, un motivo determinante para su ejecución fue la abierta identificación del este sacerdote con las tesis humanistas planteadas por fray Bartolomé de las Casas, por lo que su espantoso final fue una temible advertencia para aquellos que pretendía convertirse en abogados de negros e indios ante la durísima política de la Corte española.

En esta misma época fue procesado por el Santo Oficio fray Francisco del Rosario Paguague guardián del convento de San Diego en Quito, este religioso fue detenido en el mercado cuando comercializada una extraña hierba llamada “espuela de caballero”. 

El sacerdote fue encontrado por las pesquisas de la inquisición cuando    convencía  a su clientela masculina del poder de su hierba, vegetal con el cual según Paguague no existía hombre que se resista a “atender sexualmente a otro hombre”. Por la poca importancia del procesado el Santo Oficio le impuso la penitencia de quemar sus hierbas y rezar todos los sábados el rosario..

En las postrimerías del siglo XVI en un delito de sodomía fue sindicado el Dr. .Manuel Barros de San Millán, presidente de la Real Audiencia de Quito, y uno de los gestores de la defensa de los pueblos indígenas en América.

El conflicto empezó en 1590 cuando el párroco de Malambo un barrio marginal de la ciudad de Lima, denunció a su esclavo Andrés Cupi, por haber corrompido con el pecado nefando a otros esclavos de la parroquia, apenas fue depositado el acusado en las cárceles, empezaron a quejarse los reclusos de la prisión porque todas las mañanas amanecían con “el trasero baborreado y amortiguado”. Una vez iniciadas las averiguaciones, un testigo narró que :”estando este testigo en el calabozo durmiendo con los demás negros... se acercó a él un negro que le dicen Andrés Cupi, le metió una pierna entre las piernas... y le empezó alzar la camisa y  quererle volver boca abajo.. y juntamente con esto le llegó con la mano a la boca, no sabe si fue para besarse o para taparle la boca... Al querer volverle a poner boca a bajo... le mordisqueó las tetillas y le metió el dedo en el culo” y entonces este testigo desbocado de excitación agarró a Andrés por las muñecas y son su gigantesco miembro viril a punto de explorar lo penetró por atrás”.

Y es así como Andrés llegó a tener relaciones sexuales con varios presos, con estos testimonios quedó claro para las autoridades que el negro era culpable de sodomía, y que aprovecho su estancia en la  cárcel de la Audiencia de Lima para enamorar hombres, y por ello condenaron al culpable a la pena de garrote vil.  Sin embargo los jueces no contaron con la verbosidad del reo quien se defendió vigorosamente denunciando a algunos personajes que habían compartido con él los placeres amatorios, pues el negro había conocido íntimamente a: “el obispo de Huamanga, al presidente de la Real Audiencia de Quito, Dr. Manuel Barros de San Millán, a un oidor de Charcas, al prior del convento de los dominicos del Cuzco, al Capitán de Lanzas y Arcabuces del Virrey, al corregidor de la Villa de Potosí, a tres frailes cuyos nombres no recuerda, a varias encomenderos y gentiles hombres al servicio de Su Majestad, a  cientos de hermosos, rollizos  y rubios jovencitos miembros de las familias más nobles y al mismísimo párroco de Malambo”.

Finalmente la Audiencia de Lima al ver que en el juicio estaban involucradas las más altas autoridades civiles, militares y eclesiásticas del virreinato decidieron suspender el litigio, en beneficio de la moral pública, y devolver al negro    Andrés a su celoso y desconsolado amante, el párroco de malambo.

En 1585 fue procesado por el tribunal de la Inquisición de México, don Pedro de Melgar quien fue acusado de “inducir a los indios a la sodomía”; la táctica de este personaje era espiar a los indios cuando estos se bañaban u orinaban, luego sigilosamente se les acercaba y dulcemente les tomaba del miembro viril para ávidamente bazuquearlo y en “aquel arrebato libidinoso a forma de susurro les decía que aquello no era pecado, pues él no conocía a nadie que no se encantara dicho asunto”.

Con estas pruebas la pena que le esperaba a don Pedro de Melgar eran  morir quemado vivo, morir destrozado por garrotes o  remar en galeras de por vida.

En 1624 en el tribunal del Santo Oficio de Cartagena de Indias fue condenado por “nefandísima maldad” Francisco de Luca, este reo durante la indagación fue  brutalmente golpeado por los hermanitos de la orden dominica y su débil humanidad no soportó tales tormentos,  falleciendo en la cárcel antes de recibir la sentencia del juez del Santo tribunal, ante este percance la inquisición hizo pasear por las calles de la ciudad una estatua del difunto para que la población pudiera vejarla y degradarla.

En 1631 en la ciudad de Panamá se tramitó la causa del licenciado Juan Bautista Ortegón , el caballero fue acusado de “amancebamientos y sodomías” por todo el mundo desde Nápoles hasta América. Cuando empezaron las confesiones del recluso las exclamaciones de asombro, envidias disimuladas, sudoraciones y tartamudeos de los miembros del Santo Tribunal cundieron por todo    el juzgado.

El licenciado Ortega comentó  sin tapujos que le era difícil precisar si “el sexo era más rico por delante o por atrás, puesto que a él le gustaba por ambos lados... que no existía órgano más erógeno que el ano... que el podía complacer a los hombres súper aventajados porque sabía lo que a ellos les gustaba... y que con el culo le tapaba la boca a cualquier cabrón” .

Este juicio duró varios años y por esto el secretario del tribunal de Cartagena comentaba tristemente que al reo “se le ha permitido contar por menores del discurso de su vida, que resulta a veces llena de torpezas tan asquerosas que la pluma se resiste a entrar en ese terreno”.

Transcurridos más de cinco años de juicio en el que Ortega permaneció en las cárceles de la Inquisición, cierta noche el prisionero recibió la visita privada y en su celda del inquisidor Veles y Argos, luego de esto y a pesar del escándalo general    el juicio falló a su favor. Por esto razón Ortega salió de la cárcel inquisitorial campante y muy resuelto   retornó a sus andanzas.

Por los múltiples roles que Juan Bautista Ortegón podía desempeñar durante el coito homosexual  se lo llamó:    “hijo del diablo por los cuatro costados”.

En 1736 fue procesado por el tribunal limeño Bernabé Morillo y Otarola natural de Callao de cuarenta años de edad y de profesión grumete, este penitenciado dio a conocer los actos de exhibicionismo que se daba dentro del ejercito, la  masturbación colectiva que la soldadesca realizaba  y la exagerada consideración que  se daba a los militares en función del tamaño de su pene. En diciembre de 1736 el recluso fue condenado a cárcel perpetua por actos indecentes, a ser paseado desnudo por las calles de Lima y a recibir doscientos azotes.

Las narraciones contenidas en los juicios de este tipo, son una aproximación al ambiente de la sociedad colonial, muy formal y recatada externamente, pero internamente hirviendo entre lujurias y fantasías homosexuales.

Existen también varios informes oficiales que permiten conocer como se realizaba la vida homosexual durante la colonia, así como cuales eran los sitios de ligue preferidos por los gays.

El Conde de Villar informó a la Corona española con todo lujo de detalles sobre las costumbres de los reinos del Perú, en su relación indicó que  muchos sacerdotes, confesores , clérigos y religiosos con grave escándalo del pueblo cristiano, “se atreven a solicitar a los varones en el acto de confesión favores sexuales, induciéndolos y provocándolos con palabras y obras para actos torpes y deshonestas entre sí mismos o para que lo hagan con terceros”.  El Conde también narra como algunos clérigos  salen de los conventos para en “pláticas indecentes y réprobas conseguir hombres para sus deleites o para el deleite de  otros y luego de mantener actos sodomíticos prohíben a las personas con quienes los comentes que se confiesen con otros confesores”. La relación del Conde de Villar es reafirmado por Jorge Juan y Antonio de Ulloa quienes llenos de escándalo    califican a los conventos de Quito como “públicos burdeles, teatro de abominaciones y execrables vicios”.

Por estos testimonios es evidente que los escenarios dela vida homosexual conciente fueron  los conventos y  los escenarios de la vida gay inconsciente fue los ejércitos.

Analizando los procesos inquisitoriales se puede descubrir que de entre los miembros del clero, solamente fueron procesados por sodomía aquellos sujetos que no tuvieron ningún cuidado en disimular su conducta y más bien alardearon públicamente sus hazañas.

A pesar de existir mucha documentación en España sobre juicios planteados por pecado nefando, la mayoría de historiadores han evitado estudiar los procesos, para no verse involucrados con el tratamiento del tema gay y la represión antihomosexual.

Dos hechos históricos  impiden en la actualidad estudiar en América los procesos inquisitoriales, el primero se dio en la guerra del Pacífico durante el desembarco de las tropas chilenas en Lima, al tomar la ciudad, los soldados ocupantes quemaron la ciudadela de Miraflores y con ello los archivos inquisitoriales que se guardaban en esta capital virreinal. Por otra parte muchos investigadores de  sucesos anecdóticos en la historia del Ecuador aseguran,  que los documentos inquisitoriales que reposaban en el convento de Santo Domingo en Quito fueron quemados deliberadamente por sus custodios en la hacienda de San Agustín del Callo, cuando  Eloy Alfaro ingresó victorioso a la ciudad de Quito durante la revolución liberal.

Con la Abolición definitiva del tribunal del Santo Oficio en 1820 se cierra uno de los capítulos más incomprensibles y vergonzosos de la historia de la humanidad, en el cual el poder real y el clero sustentados en una ideología excluyente y represiva fueron responsables directos de actos de lesa humanidad.

Fuentes Primarias

Archivo General de Indias de Sevilla, Sección Escribanía de Cámara, legajo 499/B

Archivo Histórico Nacional de Madrid, Sección Inquisición legajo 1647/1
Jorge Juan y Antonio de Ulloa, Noticias, Secretas de América
Colección Vacas Galindo 1565-1569, Cartas de Monseñor Pedro de la Peña y Montenegro al Inquisidor General

Fuentes Secundarias
Iwasaki Cauti Fernando, Inquisiciones Peruanas
Medina José Toribio, La Inquisición en el Río de la Plata
Medina José Toribio, La Inquisición en México.
Medina José Toribio, Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de Lima
Palma Ricardo, Anales de la Inquisición Limeña.

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EL ROSTRO OCULTO DE LOS PUEBLOS PRECOLOMBINOS.

Durante el descubrimiento de América, los colonizadores encontraron en estas tierras una gran diversidad de prácticas sexuales, desarrollándose todas en un ambiente de respeto y dignidad, pues los modelos de tradición histórica existentes en estas sociedades, no condenaban al individuo que nacía en su seno a un tipo de conducta única. Las crónicas escritas entre los siglos XV, XVI y XVII, dan fe de la presencia en suelo americano de todas las variantes de la homosexualidad, sin que estas fueran vistas con algún desprecio o repulsión.

En Centroamérica y las islas del Caribe, los homosexuales eran considerados como mágicos, dotados de poderes sobrenaturales y su cercanía era augurio de buena suerte, el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo nos cuenta, que fue testigo de como en busca de protección y ayuda divina los pobladores "traían por joyel un hombre sobre otro en aquel acto de Sodoma, hecho de oro de relieve".

Durante la acción evangelizadora de fray Bartolomé de las Casas en México, este prelado observó que la orientación sexual de los hijos, jamás fue un conflicto ni un motivo de remordimiento para los padres aztecas, en sus trabajos el religioso cuentan como en estas regiones cualquier varón que quisiese podía ser hija, y así, los padres "le vestían de mujer le enseñaban artes, le buscaban marido y le casaban"

En los pueblos precolombinos cada grupo indígena concibió a la sexualidad de acuerdo con los parámetros establecidos en su cultura, en el Reino de Nueva Granada los caudillos desnudos promovían las relaciones homosexuales entre sus seguidores, esto escandalizó al cronista fray Pedro Simón quien indignado sentenció a todas estas naciones por haber "caído en el pecado nefando".

Al describir la organización de los Incas, el cura doctrinero fray Gregorio García nos informa de la existencia de prostíbulos masculinos dedicados a atender a hombres; así mismo la crónica de Pachacuti Yamqui comunica, que en tiempo del Inca Lluque Yupanqui "habían sido criados varios muchachos para que atiendan sexualmente a los soldados de guerra".

En el imperio incásico, los prostitutos fueron muy populares y su servicios sexuales fueron muy bien pagados por los varones, se los conoció con el nombre de pampayruna que significa hombre puto.

La relación de Pachacuti narra que cuando nació Amaro Ttopa Inga todos los animales fieros y repugnantes fueron expulsados de la comarca del Cuzco, llenándose la ciudad de piedras hermosas que alumbraban de noche; al mismo tiempo, se mando a recoger a todos los enanos y jorabados para que se ocupen de tejer la ropa para el recién nacido; y a pesar de que no se sabe que vaticinaron los hechiceros sobre el futuro del nuevo heredero , la crónica nos informa, que para celebrar el acontecimiento desde las zonas boscosas del Tahuantinsuyo fue trasladado al Cuzco el dios Chuqui Chinchay "guarda de los hermafroditas e indios de dos naturas".

La relación de Pachacuti es la que mejor da a conocer la fuerza que tenía en los Andes sudamericanos el concepto de un creador andrógino, pues este mismo autor en un gráfico con el que apoya uno de sus escritos, coloca a Viracocha en la cúspide del orden cosmológico, sugiriendo la dualidad sexual de este dios que incorpora a su naturaleza las fuerzas ocultas que cada género representa.

Una de las primeras actividades que desarrollaron sacerdotes y encomenderos en tierras americanas fue la evangelización de sus pueblos, con este acto se lograba, borrar la memoria histórica de las civilizaciones precolombinas y su inmediata asimilación a la cultura hispánica. La estructura cronológica e ideológica de la relación de Pachacuti en una de las que mejor muestran la importancia que para los colonizadores tuvo la evangelización de América, pues es evidente que hasta se trató de crear un nuevo evangelio, en el cual los Incas eran merecedores de los crueles castigos que recibieron de parte de los españoles en señal de justicia divina.

Los trabajos de Pedro Cieza de León entregan datos de un tipo de homosexualidad religiosa, cuando nos informa que "cada templo o adoratorio principal tiene un hombre, dos o más según el ídolo, los cuales andan vestidos como mujeres, y con éstos casi por vía de santidad y religión tienen su ayuntamiento carnal los señores y principales".

La descripción de Cieza de León detalla como en las grandes fiestas religiosas, con estos santones gays sólo podían tener relaciones sexuales los hombres más ilustres y respetados, en una mezcla de religiosidad y reconocimiento social. En este punto la crónica es casi una copia textual de la narración que hace fray Bartolomé de las Casas sobres las prácticas homosexuales de los Aztecas.

Las descripciones que Cieza de León realizara sobre la homosexualidad sagrada de los Incas fue mejorada por Bernabé Cobo, quien describe el culto homosexual que se daba en Pachacamac y Apurímac dos de las más grandiosos y respetables santuarios del Tahuantinsuyo.

El santuario de Pachacamac se ubicó cerca de Lima y después del sobrecogedor Coricancha del Cuzco, este templo tenía el segundo lugar en grandeza, devoción, autoridad y riqueza. Al igual que sucede en los santuarios universales, a él venían en peregrinación las gentes de todo el imperio incásico

Según los conquistadores, en Apurímac el ídolo al que se rendía culto hablaba, tenía senos y le vestían con enaguas. Por los infinitos poderes que le atribuían, todo hombre para visitar su santuario debía de vestirse de mujer, y al aproximarse a la deidad en señal de sumisión estaba obligado a cubrirse los ojos y generalmente tembloroso y lleno de emoción, se arrodillaba con la cabeza apoyada en el suelo y levantaba los glúteos, según Bernabé Cobo en "posición indecente y fea".

Los cronistas Cieza de León y Gracilazo de la Vega señalan, que en la costa ecuatoriana la actividad homosexual fue "más evidente que en todas las demás naciones", dándose el caso que en la isla Puná, su cacique Tumballá tenía a varios homosexuales en su harén, todos cubiertos de oro y piedras preciosas.

En esta América cobriza unos pueblos parecían el espejo de otros, y el caso del cacique de la isla Puná no fue excepcional, Gonzalo Fernández de Oviedo nos relata que en las islas del Caribe, otro rey, el cacique Goanacagari también cubría de oro y joyas a sus amantes varones y mujeres en una expresión típica de bisexualidad..

El historiador Garcilazo de la Vega recoge los mitos asombrosos que existían en todo el litoral ecuatoriano, en donde los protagonistas eran héroes gays; una tradición repetida generación tras generación narraba, que arrastrados por la furia del mar, llegaron a las costas ecuatorianas unos hombres gigantes todos llenos de gran valor y que luego de vencer en cruentas batallas a los de tierra construyeron en piedra edificios hermosos y soberbios, "pozos hondísimos obra por cierto digna de memoria", esta misma relación señala que los restos de estos marinos de admirable grandeza se encontraba esparcidos entre Manta y Portoviejo y además que todos fueron homosexuales. Esta y otras crónicas permiten afirmar que en la costa ecuatoriana antes y durante dominación incásica, la homosexualidad estuvo magnificada.

A medida que se leen más crónicas, la narración que informa de la existencia de prostíbulos masculinos en todos los grandes templos crece, así, Domingo de Santo Tomas cuenta que entre los serranos las prácticas homosexuales estaban cobijadas por una especie de santidad. Y que a pesar de que algunos indígenas decían que lo aborrecían, sin embargo lo practicaban secretamente.

Igualmente, la homosexualidad femenina era muy conocida entre los precolombinos, la crónica de Felipe Guamán Poma de Ayala afirma que Kapak Yupanqui tenía "un cariño muy especial por ellas".

Los Incas tuvieron mucha consideración por las mujeres cuya desenvoltura en el trato social fuera varonil, pues estas mujeres gozaban de muchos privilegios, podían participar en combates, tenían la posibilidad de mantener relaciones promiscuas y de participar en la toma de decisiones.

Por el historiador Agustín Zárate, conocemos la existencia de una provincia exclusiva de mujeres que sólo consentían hombres con fines reproductivos, cuando éstas tenían hijos varones, éstos eran enviados para ser educados por sus padres.

El segoviano Antonio de Herrera y Tordesillas asegura que en algunas etnias las mujeres asumían definitivamente papeles masculinos, así por ejemplo entre los naturales de Brasil, " algunas mujeres dejan los ejercicios de mujeres, imitan a los hombres, se cortan como ellos los cabellos, van a la guerra y a la caza con arco y flechas".

Los expertos en estudios etno históricos sugieren, que el patrón de conducta de estas mujeres fue lo que originó en América, el mito de las denominadas amazonas.

La amazonas americanas se organizaron constituyendo pequeños reinos que habitaron todas las regiones del imperio incásico, en cuanto a su estructura social, estuvieron gobernadas por una reina, que se apoyaba y asesoraba con guerreras invencibles. La crónica de Francisco López de Gomara asegura, que en una pelea una de estas guerreras pudo matar a ocho españoles.

Para vivir libres del control masculino, las amazonas vivieron dentro de fortalezas inexpugnables llamadas warmi pucará.

Las amazonas mantuvieron fuertes relaciones comerciales con todo el imperio, por esta razón fueron muy respetadas, su desenvoltura como si fuera hombres las convirtió en heroínas, que cautivaban y exacerbaban la imaginación de todos; una de las reinas más mencionadas en los relatos es Goboimilla que significa "cielo de oro" , quien pagaba tributo al imperio con ropa tejida.

Estudios antropológicos y lingüísticos han demostrado que los Incas utilizaron varias voces para llamar a las amazonas, pues las llamaban chanchak marmi, kakcha, warkana o komí, palabras que tienen el significado de lesbiana.

La homosexualidad femenina fue bien vista en los pueblos andinos, dándose el caso de que en los estratos nobiliarios del imperio incásico esta conducta sexual estuvo idealizada.

Conocemos que la homosexualidad hasta el siglo XIX fue conocida como pecado nefando, contra natura o el crimen sin nombre, y para el complejo ideológico moral de los colonizadores estos fueron los pecados más indignos, sin embargo curiosamente la homosexualidad femenina no fue condenada, ni considerada como una relación contra natura, ya que en aquellos tiempos no se sabía si la mujer con la excitación emitía o no su propio semen.

A más de las fuentes escritas antes mencionadas, el material arqueológico proveniente de aquel remoto pasado nos ofrece datos sobre la existencia de prácticas homosexuales de carácter mágico religioso. Así, las culturas Moche y Vicús del centro y norte peruano plasmaron artísticamente en vasijas de arcilla representaciones de la vida gay de estos pueblos.

El sueño homosexual y la relación homosexual con seres míticos fue tema de creación para los artistas estos pueblos, cuya actitud ante la homosexualidad hizo que los colonizadores los anatematizaran, calificándolos de culturas depravadas.

Los últimos estudios históricos y antropológicos, consideran que se debe tomar con mucha reserva lo afirmado por algunos cronistas, sobre los terribles castigos administrados por Aztecas, Incas y otros pueblos prehispánicos a los homosexuales, nuevos elementos de juicio permiten asegurar categóricamente que estas penas jamás existieron, y no fueron otra cosa que un agregado personal que los historiadores dieron a sus obras con fines moralizadores, puesto que estas historias oficiales fueron redactadas por encargo de la Corona o de la Iglesia.

Los datos referentes a las prácticas homosexuales de los pueblos precolombinos motivaron a los etnógrafos Patricia Alberts y Evelyn Blacwood, a realizar un trabajo de investigación entre las tribus norteamericanas tratando de descubrir que aspecto de lo narrado por los cronistas de Indias había sobrevivido a la rígida moral judeocristiana impuesta por los colonizadores. Estos profesionales descubrieron que entre los indios Crow habían hombres que se vestían de mujeres, practicaban el shamanismo y se dedicaban a conceder favores sexuales a los grandes guerreros. Conocidos como berdache, estos homosexuales eran tratados con grandes honores y se los consideraba un género aparte, de ahí que, ser servido por un berdache era algo que todo Crow anhelaba puesto que era un encomio a la hombría.

Respecto a las prácticas lésbicas los etnógrafos encontraron que estas estaban institucionalizadas en 33 sociedades indias norteamericanas, en estas sociedades se aceptaba transformaciones de género a las mujeres, por lo que estas pueden establecer relaciones afectivas y sexuales con otra mujeres y casarse formalmente.

Uno de los cimientos sobre cuales se fundamentó la conquista en América fue el de la evangelización, la misma que tuvo entre sus objetivos implantar creencias y comportamientos cristianos entre los indígenas. Desde este momento la iglesia y el estado se convirtieron en los controladores de la sexualidad con el fin de que los pueblos precolombinos borren definitivamente el nexo que los unía con su pasado de tradiciones propias.

Es evidente que en la historia de la humanidad la homosexualidad ha sido repudiada, tolerada o idealizada según la época. En América la apreciación de la homosexualidad por parte de la sociedad debe considerarse por lo menos en dos etapas, la primera sería antes y la otra después de la conquista española, pues de aquí en adelante estas tierras se convirtieron en teatro de toda forma de ultrajes hacia homosexuales, lesbianas, transgéneros y bisexuales.

Las memorias dejadas por los Cronistas de Indias nos permiten conocer la fatalidad que acompañó a los gays a principios de la colonización, estos fueron las primeras víctimas del nuevo sistema, centenares de santones gays murieron en la indigencia cuando fueron expulsados de sus tempos, otros y según relato de fray Bartolomé de las Casas perecieron destrozados por perros asesinos que trituraban los huesos de sus víctimas, quienes cayeron en las garras de la Inquisición Primitiva, fueron muertos a garrote vil, ahorcados, quemados vivos o condenados a remar en galeras de por vida

FUENTES PRIMARIAS:

Cieza de León, Pedro: Crónica del Perú
Cobo, Bernabé: Historia del Nuevo Mundo
Fernández de Oviedo, Gonzalo: Sumario de la Historia Natural de Indias
García, Gregorio: Origen de los Indios del Nuevo Mundo e Indias Occidentales
Garcilazo de Vega, Inca: Comentarios Reales
Herrera y Tordesillas, Antonio: Historia General de los Hechos de los Castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar Océano
Las Casa, Bartolomé: Historia de las Indias
Poma de Ayala, Felipe Guamán: Nueva Crónica y Buen Gobierno
Santa Cruz Pachacuti Yamqui, Joan de: Relación de antigüedades dete reyno del Pirú
Zarate, Agustín: Historia del Descubrimiento y Conquista de las Provincias del Perú

FUENTES SECUNDARIAS:

Ellefsen, Bernardo : Matrimonio y sexo en el incario.
Kauffmmann Doig, Federico: Comportamiento Sexual en el Antiguo Perú

BIBLIOTECAS CONSULTADAS:
Banco Central del Ecuador – Quito
(Fondos Isaac Barrera y Jacinto Jijón y Caamaño)
Universidad Politécnica Salesiana - Quito
Pontificia Universidad Católica del Ecuador - Quito

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VOCES FATALES - EL PROCESO DE JUANA DE ARCO

Juana de Arco nació en Donremy, Francia el 6 de enero de 1412 fue hija de Jaime de Arco un campesino pobre y sin ninguna instrucción. Su niñez fue apacible y feliz en compañía de su familia y numerosas amigas,  con quienes jugaba alegremente en la campiña francesa, a pesar del peligro que se cernía sobre èllas, por la presencia en suelo patrio de las intrusas tropas inglesas.

Una vez iniciada su adolescencia Juana experimentó una serie de fenómenos mentales que la condujeron  inconcientemente por la ruta del patriotismo hasta la muerte en la hoguera, todo empieza cuando la joven de 13 años confiesa  escuchar “voces divinas” provenientes de seres celestiales.

Con estos relatos impactantes, esta campesina consigue que su majestad Carlos VII la nombre comandante de las tropas francesas, las mismas que luego de sangrientas batallas pudieron  expulsar de suelo francés a los indeseables huéspedes ingleses.

Con la venia real y contando con 17 años de edad, Juana de Arco es jefe de guerra, adopta vestimenta masculina, bandera propia y se coloca al frente de un batallón de 10.000 soldados.   Ella participó con éxitos rotundos en las batallas de Orleáns y Patay entre otras, estos triunfos militares del ejército francés posteriormente permitieron la coronación de Carlos VII como rey de Francia.

En este período de su vida, la líder del ejército francés   mostraba una conducta   distinta a la de  las demás mujeres, este comportamiento atípico se  evidenció con mayor claridad durante la coronación del rey, sucedió que,  durante la ceremonia de investidura real, Juana huyó de la muchedumbre aristocrática y buscó refugio en una apartada covacha, con su mente atiborrada de angustia y crisis existencial.  A esta joven la cercanía de las mujeres  la ponía nerviosa y la volvía irritable.

Para esta militar los afectos femeninos eran un objetivo inalcanzable, por este motivo  se sentía condenada a renunciar al cariño de las mujeres, a los cuales no se atrevía a  mirar ni de reojo, al referirse a las esplendidas bellezas femeninas que formaban la corte, Juana con palabras entrecortadas por los sollozos que salían de lo más profundo de su inconciente decía: “las damas de la corte me odian en el fondo de su alma”. Agobiada por actos fallidos e inhibiciones, esta jefa de ejércitos   buscaba tranquilidad entre sus tropas, en medio de las cuales se sentía  a salvo. Con este deplorable estado de de salud mental, para Juana de Arco el asunto de la guerra se convirtió en una obsesión que copó toda la razón de su vida.

Entre cantos de júbilo por las proezas de Juana de Arco su fama crecía por toda Francia, mientras esto sucedía en las calles, en el palacio real se empezaba a sospechar de que detrás de la figura de Juana de Arco se encontraba un equipo integrado por nobles, gremios e iglesia, quienes a través de este personaje buscaban formar un ejército propio, cuya misión sería obligar a  Carlos VII a  firmar  una carta de gobierno, para  romper con el absolutismo de la corona. En estos tiempos se comentaba que Juana de  Arco no era ni campesina ni improvisada sino la  hija de Isabel de Baviera.

Ante tal amenaza Carlos VII que no estaba dispuesto a aceptar un cogobierno puso a mover sus asesores, estos empezaron a idear un plan para deshacerse de la joven. Una vez expulsados lo ingleses de territorio francés, los borgoñeses capturaron a Juana y la vendieron a los ingleses al precio de 10.000 francos de oro. Los ingleses al encontrar “sospechosa” la conducta sexual de Juana consideraron que la instituciòn adecuada para su juzgamiento era el Tribunal de la Santa Inquisición.

En este tribunal no se encontró ninguna novedad en las prácticas sexuales de Juana, puesto que  la prisionera había hecho un voto de virginidad perpetua, que la mantenía al margen que cualquier actividad sexual. A pesar de ello fue acusada de crimen nefando o contra natura, ya que según el criterio del tribunal inquisitorial, Juana se había arrogado un género que no correspondía a su “condición biológica”.

Durante el proceso la Inquisición  consideró a Juana de Arco como merecedora de la abominación de Dios por llevar “indumentaria masculina a la cual no tenía derecho”.

Para la cultura de aquella época, a Juana únicamente le podía corresponder la obediencia y el sometimiento sexual al varón, cualquier otra expresión sexual de esta mujer era sencillamente  inadmisible.

 A través de los siglos, a la sociedad le ha costado aceptar que las mujeres se pudieran sentir atraídas por otras mujeres, el común de la gente participaba de una concepción falocèntrica de la sexualidad, las mujeres podían sentirse atraídas exclusivamente por los hombres,  en cambio aunque proscrito y  si se aceptaba que los hombres pudieran sentirse atraídos por otros hombres, pero jamás en una mujer podían despertarse deseos sexuales y afectivos  hacia otras mujeres. Las relaciones lèsbicas fueron banalizadas y consideradas sencillamente imposibles de suceder.

Ser mujer equivalía a ser femenina por lo tanto no masculina. Toda mujer que osaba desarrollar actitudes atribuidas al varón era calificada como bruja o desequilibrada mental, por esta situación Juana fue también acusada por el Santo Oficio como “invocadora de demonios”.

El lunes 28 de mayo de 1431 en las celdas inquisitoriales, Juana de Arco era víctima de los miembros del Santo Tribunal quienes le aplicaban torturas físicas que la hacían desplomarse y perder el conocimiento entre convulsiones y gemidos estremecedores.

Ante estas mazmorras infernales llegó el obispo de Beauvais, Pedro de Cauchon presidente del tribunal que juzgaba a Juana de Arco. Al verificar que la prisionera no renunciaba a vestirse de hombre, le preguntó por què lo hacía, èlla con firmeza le contestó: “lo hice por mi voluntad sin que nadie me obligue. Me gusta más vestirme de hombre que de mujer. Además, jamás hice juramente de no volverlo hacer”.

El historiador cubano Felipe de J Pérez Cruz considera que la acusación de homosexualidad fue utilizada en Europa en muchas ocasiones para proteger intereses económicos y destruir enemigos políticos, por esta razón el tribunal que procesó  a Juana de Arco dio tanta importancia al “travestismo de la valiente mujer”.

En la Edad Media,  época de mayor represión para    la  sexualidad de los seres humanos,  era considerado como homosexual todo varón afeminado o mujer masculinizada, sin embargo las investigaciones  presentadas por especialistas en el tema como el sexólogo y humanista Siegfried Schnabl  dan a conocer  que solo un 10 o 15 % de la población homosexual presenta signos externos que los hace visibles, por otra desde el ámbito de la endocrinología se afirma   que homosexuales y heterosexuales cromosomàticamente son indistinguibles y su única diferencia está en como expresan su sexualidad.

En la época de   juzgamiento a Juana de Arco se pensaba que cuando el rol de género no era congruente con el sexo biológico, se tenía a una persona con evidencia de desequilibrio psicológico e inversión sexual. Actualmente  en el campo médico se considera que el género, el sexo y  la orientación sexual son independientes el uno del otro.

La tortura para Juana de Arco  terminó el 30 de mayo de 1431, cuando la inquisición la quemó viva luego de 1 año de cárcel, suplicios y humillaciones.  Los asesinos de esta heroína francesa,  consideraron a la  masculinidad de su víctima  como una expresión de homosexualidad latente, a pesar de que no existieron pruebas concluyentes que indique que Juana de Arco era gay.

Los estudios de género realizados por la doctora en psicología  Ana Gracia - Mina  señalan que en ningún momento un varón afeminado o una mujer masculinizada, son señales de problemas psicológicos y biológicos o de lesbianismo u homosexualidad. Pues hoy en día, la congruencia entre varón y género masculino y mujer y género femenino, han sido sustituidos en el campo científico por el criterio de que  la andrógina psicológica en los seres humanos es el prototipo de salud mental. Los trabajos de estas profesionales  indican que el modelo de masculinidad y feminidad  que la sociedad obliga de manera radical a llevar a varones y mujeres es el camino que los conduce a adquirir enfermedades psicológicas como: el alcoholismo, drogadicción, fobias, histerias o depresión.

Mentes brillantes a lo largo de la historia han repudiado el  imperdonable acto cometido en contra de Juana de Arco, quien debió haber tenido, todo el derecho para empoderarse de su sexualidad sin intromisión de nadie, pues variables como el género o la orientación sexual son para cada ser humano tan legitimas y profundas como los latidos del corazón.

El proceso inquisitorial presentado, es un compendio de todas las aberraciones científicas que dominaban el medioevo y que fueron el principal obstáculo para el desarrollo material, moral y cultural de la humanidad.

Eduardo Ramón L.©
Grupo País Canela

grupo_canela@yahoo.es

Fuentes:

Primarias:
Proceso a Juana de Arco en J.J. Brousson
Extracto de las declaraciones de los comparecientes ante el Tribunal de Poitiers. (Francia)

Secundarias:

Ana García- Mina: Desarrollo del género en la feminidad y la masculinidad
Eribon, Didier: Reflexiones sobre la cuestión gay
Pérez Cruz, Felipe de J.: Homosexualidad, homosexualismo y hética humanista
Llamas, Ricardo: Teoría Torcida
Morillo Vivanco, Rosa: Mujeres Estelares 

Bibliotecas Consultadas:

Pontificia Universidad Católica del Ecuador  - Quito
Universidad Andina Simón Bolívar – Quito
Universidad Técnica Particular de Loja – Loja

LOS  HEROES HOMOSEXUALES  BORRADOS

El año 1896 el psiquiatra Magnus Hirschfeld presentó en la ciudad de Berlín un escrito  en el que mostraba a la homosexualidad  como parte de la sexualidad humana, en esta tesis  el  profesional afirmaba que se debería estudiar científicamente a esta preferencia sexual en lugar de considerarla un delito.

El año 1897, Hirschfeld crea el Comité Científico Humanitario, organización destinada a la defensa de los derechos de los gays, esta asociación de científicos e intelectuales tenía como meta la abolición del Párrafo 175 del Código Penal alemán, en el cual se consideraba como un delito a las relaciones homosexuales entre varones.

A pesar del prestigio de este Comité  solo hubo un partido político dispuesto a defender su propuesta ante el Parlamento alemán, este fue el partido de los obreros. El cofundador del Partido Socialdemócrata alemán, Augusto Babel un destacado propulsor del marxismo, luchó sin descanso junto al Comité por la supresión de la ley discriminatoria en contra de los gays.

El año 1901, el prestigioso movimiento por la emancipación de los gays en Alemania, presentó un escrito en contra del Párrafo 175 con el apoyo de  seis mil firmas que exigían  respeto y reconocimiento a los homosexuales, entre estas personalidades se encontraban: Albert Eistein, León Tolstoi, Emile Zola Tomas Man y Hermann Hesse.

En una obra del doctor Magnus Hirschfeld publicada el año 1904 se hace una prolija descripción de la cultura gay en Alemania, esta cuenta con centros culturales para el cultivo de las facultades intelectuales, cabarets, restaurantes, tabernas, cafés, hoteles, teatros y salas de baile. Los sitios mencionados no eran exclusivamente para el uso de homosexuales, ya que también atraían a heterosexuales quienes aseguraban  sentirse mejor en un lugar sin tanta cursilería. La frontera entre el mundo gay y la ciudad heterosexual era prácticamente inexistente.

El año 1908 el Comité sufrió un duro revés cuando los homosexuales de clase alta y la aristocracia les retiraron la ayuda económica, los diputados que ejercían presión sobre la Asamblea alemana para la despenalización de la homosexualidad se sintieron inermes en su batalla. La razón para el retiro de esta ayuda al Comité era la gran simpatía que sentían los gays por los postulados socialdemócratas, ideas consideradas, como una amenaza para los intereses de la aristocracia.

El año 1914 había en Berlín más de 40 bares de ligue homosexual, la visita a estos lugares de esparcimiento cautivaba a artistas, intelectuales y humanistas heterosexuales, pues su atmósfera  adquiría un tinte surrealista por la personalidad que le imponían  los gays.  Estos espacios disponían   del ambiente ideal para la discusión política. Una de las mentes más brillantes que ha tenido la humanidad como la del físico Albert Eistein enviaba a las románticas parejas gays una serena mirada de aprobación. 

Mientras esto ocurría en Alemania, en Rusia  la lucha por los derechos de los  obreros y  grupos excluidos como el de los homosexuales adquirió un impulso general con el triunfo de la Revolución de octubre. 

El movimiento marxista consideró que había llegado el momento de desencadenar al pueblo gay,  uno de los sectores sociales más sojuzgados por la poder imperante. En lo más excelso del pensamiento revolucionario se consideró que la causa de lucha de  los homosexuales era  la misma causa por la cual luchaba  la clase obrera.

Durante la Revolución rusa el movimiento gay y el movimiento obrero se aliaron en el intento para liberarse de la discriminación a la que siglos  de oscurantismo los habían condenado.

Los bolcheviques dirigidos por Vladimir Ilich Lenin tenían como idea básica trabajar por la igualdad de todo los seres humanos, Lenin consideraba que fijar  a la heterosexualidad como la única conducta permitida en la sociedad no tenía nada de marxista y además era una postura antisocial. En diciembre de 1917, o sea  a pocos días del triunfo mencionado, la ley zarista antihomosexual fue  derogada.

En el año 1922 el Comité Científico Humanitaria creado por el médico Hirschfeld, había establecido 25 filiales  que funcionaban en los Estados Unidos y en varios países europeos. Un  año más tarde en un documento publicado por el Instituto Moscovita de Higiene Social se informaba que en la legislación soviética a la homosexualidad se la trataba “como algo natural”.

El año 1928 la delegación de la Unión Soviética que participó en el Congreso de la Liga Mundial para la Reforma Sexual, en la ciudad de Copenhague propone a las delegaciones asistentes la despenalización de la homosexualidad. Por esta misma época en Alemania, el nombre del ya desaparecido Lenin gozaba de mucha admiración  entre los gays muchos de los cuales lo consideraban un autentico liberador por haber despenalizado la homosexualidad, por esta razón los miembros de la comunidad gay  empezaron a adherirse masivamente a las filas del partido comunista alemán.

El este ambiente amenazado por la constante  expansión de los nazis, los comunistas de Alemania los desafiaban con la siguiente declaración en relación a los relaciones homosexuales entre varones:: “el proletariado considera a estas relaciones como una forma especial de gratificación sexual y pide que esta forma de vida sexual tenga las mismas libertades… que las relaciones sexuales entre distintos sexos”.

A pesar de la tormenta que se avecinaba por el poder militar  de los nazis, el año 1928 la lucha para eliminar el artículo del código jurídico alemán que incriminaba a la homosexualidad se mantenía con vigor, esta vez se habían unificado en torno a esta causa todos los delegados de los partidos políticos alemanes quienes utilizaban desesperadamente todas las estrategias necesarias para conseguir que el Parlamento alemán elimine el Párrafo 175, pero lastimosamente se tenía dentro del Parlamento un fuerza apocalíptica encarnada en el Partido Nacionalsocialista (Nazi) cuyos legisladores en forma violenta sentenciaban: “cualquiera que crea en el amor homosexual es enemigo nuestro” .

En las elecciones de 1929, el Partido Nazi obtuvo  107 escaños en el Parlamento alemán, este hecho fulminó todas las esperanzas de reformar las leyes que criminalizaban la homosexualidad.

La composición política del Parlamento alemán se convirtió  en una fuerza adversa a  los derechos humanos y marcó el inicio de uno de los periodos más trágicos para la historia de los gays.  Los sentimientos que se experimentaron en el seno de la comunidad homosexual fueron similares a los sentimientos que experimenta quien se encuentra en la antesala de su muerte.

El 30 de enero de 1933, Adolf Hitler se convirtió en canciller de Alemania, e inmediatamente fueron prohibidas las organizaciones humanitarias que luchaban por los derechos de  los homosexuales.

El 6 de mayo de 1933, los nazis saquearon y quemaron una de las bibliotecas más importantes para estudiar la conducta sexual humana, el Instituto de Ciencias Sexuales de Berlín  de propiedad de Magnus Hirschfeld. Este centro internacional, posibilitó el estudio de todos los aspectos de la sexualidad humana.

La era del horror había empezado, puesto que Hitler había conseguido el poder gracias al apoyo de dos grupos paramilitares que intimidaban a la oposición con actos terroristas, estas conjuntos fascistas eran los SA o Camisetas Marrones y los SS o Camisetas Negras.

Las SA estaban comandadas  por Ernst Röhm, amigo íntimo de  Hitler con quien, éste jugueteaba y bromeaba, Röhm era un gay confeso famoso en Berlín por las orgías que organizaba en su residencia.

Luego de que Hitler se convirtió en canciller, su amiguito Ernst le exigió una cuota de poder  y además se tomo la libertad de criticar  al partido Nazi, este osadía indignó a Hitler pues  calificó a los cuestionamientos de Röhm  como atrevimientos   inaceptables.

La lucha por el poder entre Hitler y Röhm tuvo repercusiones nefastas para las SA. El 28 de junio de 1934 en la “noche de los cuchillos largos” los miembros de las SA de toda Alemania fueron arrestados y acusados de conspirar contra Hitler.  Miles de miembros de las SA incluido su comandante Röhm, fueron asesinados, los nazis justificaron estos crímenes convenciendo a la población de  que la estaban limpiando de “cerdos homosexuales”.

Luego de esta sangrienta noche el destino de los gays de Alemania quedo sellado, con la ejecución de Röhm se procedió a la disolución de los SA,  los miembros de esta milicia que demostraron total convicción con los ideales nazis pasaron a integran las milicias de  los SS.

En octubre de 1934 los nazis especializaban a los SS en asesinar gays, para ello se creó un nuevo servicio de policía, el Centro del Reich para combatir la Homosexualidad,  Heinrich Himmler jefe de las SS, se convirtió en la segunda persona más importante de Alemania y fue él quien dirigió  esta “guerra sucia” contra los gays desarmados.

El  jefe de los SS se encargó de esparcir entre  la población alemana, un rumor que señalaba a los homosexuales como los mentalizadores de una conspiración internacional dirigida a destruir Alemania. Desde este instante ya se podía percibir que los nazis utilizaban el Apartado 175 con el fin de silenciar a quienes criticaban su proceder, las acusaciones de homosexualidad les otorgaron medios eficaces para silenciar y eliminar a sus opositores, la maquinaria fascista buscaba pretextos para entrar en acción.

Como los nazis no podían reconocer a simple vista a los gays, pues gays y heterosexuales corporalmente son idénticos, entonces se valían de espías. Las artimañas de los espías de Himmler le permitieron hurtar algunas listas de las organizaciones de defensa de los derechos de los homosexuales.

El proceder de los SS en los campos de concentración ha sido descrito por los sobrevivientes. Una vez localizados los gays eran violentamente arrestados y trasladados  junto a otros prisioneros  a los campos de exterminio.  Apenas los prisioneros ingresaban a las cárceles se les desnudaba y ridiculizaba para desmoralizarlos, posteriormente  eran escupidos y pateados.  El silencio sepulcral de estas celdas era permanentemente interrumpido por los gritos agónicos  de mujeres y niños.

En cualquier sitio de estas prisiones era difícil respirar por el humo que salía de los hornos crematorios y el polvo proveniente de los molinos  utilizados para machacar los huesos que  habían resistido  la acción del fuego.

Los hombres de la Gestapo,  cuando  se dirigían a los prisioneros  lo hacían con insultos  y a fuetazos, por ello los continuos suicidios  de los reos no sorprendían a nadie.

Un mísero alimento se conseguía a cambio de duros trabajos, los que desfallecían por el cansancio en estas labores, recibían un disparo en la nuca por inútiles y eran sustituidos por otros.

La narración de los horrores vividos por los gays en cárceles alemanas es como una pesadilla que estremece a la conciencia de la humanidad.

Dentro de los campos de concentración los nazis inventaron un sistema de símbolos para identificar a sus cautivos, a los gays les correspondió un uniforme marcado con un triángulo rosa.

Los homosexuales fueron los principales sujetos que sirvieron para los experimentos médicos. En  un experimento  se les dilataba el ano con tubos metálicos, en otro se les castraba  y se les inyectaba testosterona.

Los nazis  fueron individuos de doble moral, sentenciaba de muerte a los gays que no simpatizaban con sus ideas, pero al  interior de la alta jerarquía nazi  se permitió todo tipo de prácticas sexuales.

Don Salomón Isacovici, un judío rumano, sobreviviente de Auschwitz, Gross Rosen, Javorno y otro campos de exterminio ha narrado lo que verdaderamente sucedía en las cárceles alemanas. La cúpula militar asistía a los campos de concentración para obligar a  muchachos adolescentes a mantener relaciones homosexuales, independientemente de la orientación sexuales  de estos menores.

Los gays se convirtieron  en un peligro para los nazis el momento en que los cuestionaron. Las comunidades de homosexuales que vivieron antes y durante la segunda guerra mundial eran dueñas de una gran madurez política, resultado de los procesos ideológicos que experimentaron, por este motivo sus miembros estuvieron alineados con el partido comunista  o  con en el partido socialdemócrata. Los nazis en el  poder desataron una campaña criminal en  contra de comunistas y social demócratas, para detener a estos movimientos políticos que extendían sus ideologías por el mundo.

En lo más intenso de esta pesadilla, se formaron grupos  de resistencia para derrotar a esta maquinaria fascista, parte de estas agrupaciones clandestinas  estuvieron conformada por miembros de la comunidad  gay, fueron homosexuales muchos de los que se jugaron la vida para proporcionar información sobre los planes militares de la Gestapo a las tropas Aliadas, estos personajes   lograron infiltrase en todos los estratos de la sociedad alemana.

La red de apoyo de los homosexuales a la resistencia en la época del nazismo recibió el aliento de personalidades como: Jean Paule Sartre, Simone de Beauvoir, Marlene Dietrich, Edith Piaf o Guido Pasolini, hermano del cineasta Pier Paolo Pasolini.

El humanista cubano Felipe de J. Pérez Cruz considera que es imperdonable que “las historias oficiales no aborden el tema homosexual”. Finalizada esta conflagración universal los nombres de los gays que ayudaron a derrotar a los nazis fueron prácticamente borrados de la historia, como si su aporte al triunfo de los ejércitos Aliados no hubiese existido.

Se estima que aproximadamente 50.000 hombres homosexuales fueron  asesinados durante la época de Hitler, los que lograron sobrevivir a los campos de exterminio, salieron de ellos  envejecidos, avergonzados, moralmente acabados y con un profundo sentimiento de culpabilidad.

 Los juicios de posguerra obligaba a los nazis a resarcir a sus víctimas por el daño que les ocasionaron, pero las personas encarceladas por  homosexualidad no tuvieron derecho a la compensación económica que recibieron las otras víctimas.

Los nazis justificaron su persecución a los gays con la teoría de que éstos eran enajenados mentales. Estas teorías fueron lanzadas al piso en 1958 cuando Evelyn Hooker  estudió a dos poblaciones de hombres homosexuales y heterosexuales para evaluar su salud mental, los resultados fueron contundentes, no se logró diferenciar a los hombres gays de los heterosexuales, pues su nivel de salud mental era casi idéntico, incluso un poca más elevado en la muestra homosexual.

El Apartado 175 que sirvió de pretexto a los nazis  para asesinar a sus enemigos políticos fue derogado finalmente de la legislación alemana en 1969.

Eduardo Ramón L.©
Grupo País Canela

grupo_canela@yahoo.es

Fuentes:
Plant Richard: The Pink Triangle: The Nazi War against Homosexuals
Heger Heinz: The Men with the Pink Triangle
Russell Paul: 100 gays
Pérez Cruz Felipe: Homosexualidad, homosexualismo y ética humanista
Isacovi Salomón: A7393 HOMBRE DE CENIZAS
Mondimore Francis Mark: Una historia natural de la homosexualidad
Streakley: Homosexual Emancipation Movement
Castañeda Marina: La Experiencia Homosexual

Bibliotecas Consultadas:

Universidad San Francisco – Quito
Universidad Andina Simón Bolivar - Quito

EL TRANSFONDO DE LA MORAL VICTORIANA

El año   1837 es elevada al trono de Inglaterra la reina Victoria, desde los albores de su gobierno, la soberana decretó el cuidado de la vida moral, la guarda del recato, la religiosidad, el ahorro, la templanza, la abstinencia del consumo de bebidas alcohólicas y la protección de la vida matrimonial, a sus súbditos.

La reina leal con  los anhelos económicos de banqueros e industriales trabajó denodadamente para fortalecer la economía a través del uso de mano de obra barata en la industria y por la ampliación de sus dependencias de ultramar.

A medida que la humanidad ingresaba a la “segunda revolución industrial”, en  Inglaterra la diferencia económica entre las altas clases sociales y el pueblo crecía exponencialmente. Con esta tendencia el contacto personal y humano entre los ricos y pobres desaparecía.

Los reportajes de la prensa amarillista londinense calificaban  a los obreros como desleales, políticamente sediciosos e inmorales, por estas ideas creadas intencionadamente, la clase media y alta se arrogaban el derecho a conquistar las mentes de las masas de obreros y artesanos para establecer un nuevo orden moral. Los grupos de poder convencieron a la monarca y al parlamento que ellos tenían la autoridad moral para actuar como los guías espirituales de los pobres.

Entre las estratagemas utilizadas para la moralización de Inglaterra,  se deben destacar las siguientes:  utilizar la legislación para desterrar los hábitos y actitudes de la clase obrera, inculcar el ahorro y la templanza, crear centros de caridad para que cuando distribuyan ayuda benéfica vigilen las actividades de los obreros, permitir la asociación de obreros pero dirigida por eclesiásticos,  alimentar los sentimientos religiosos y las supersticiones y  además realizar una campaña para erradicar el consumo de bebidas alcohólicas.  La costumbre popular  de emborracharse preocupaba a los auspiciantes de la moral victoriana, solamente porque ésta causaba absentismo y reducción del rendimiento laboral.

En 1842 se crea una fuerza de detectives cuya función era actuar como espías para descubrir a aquellos que querían perturbar el orden moral establecido, así nace Scotland Yard con un grupo de ocho detectives.

Teniendo como principal fortaleza el trabajo obligatorio de 16 a 18 horas diarias impuesto a los obreros londinenses y en un ambiente saturado de sermones moralizantes, en el año 1859, Inglaterra se  consagra como  la primera potencia industrial del mundo.

Mientras la moral controladora de la era victoriana dominaba los estratos sociales bajos, en las altas clases sociales se vivía esplendorosamente dando rienda suelta a toda clase de apetencias  sexuales.

En el año 1853, el joven de 13 años John Addington Symonds ingresó a la escuela de Harrow, un internado caro y exclusivo para la alta burguesía, en este centro de educación encontró  una homosexualidad generalizada entre los adolescentes, John explica en su  diario sobre las orgías que armaban los estudiantes, matizadas con palabras obscenas, gritos y toda clase de vulgaridades. En este centro de educación los chicos  habían establecido  la costumbre de que los estudiantes antiguos entrenen a los novatos en todo lo referente al coito  homosexual. La desenfrenada actividad sexual en el internado de Harrow había provisto a los estudiantes de habilidades increíbles, pues en sus complacencias homoeróticas los jóvenes desnudos armaban unas pirámides humanas que desafiaban las leyes de la gravedad.  John que era un homosexual inexperto se sintió muy desengañado ante estas relaciones que él consideraba  mecánicas, violentas y carentes de romanticismo y privacidad.

El año 1868 Karl Henrich Ulrichs  recibió un informe de colegas que indagaban  sobre la vida de los homosexuales en Londres, aquí los gays se divertían organizando bailes de máscaras, en estas reuniones algunos varones se travestían para emular a alguna figura del espectáculo. En esta narración se da a conocer también  las costumbres de  los homosexuales pertenecientes a  las clases pudientes, éstos eran bastante reservados y evitaban contacto con travestidos, por esta causa en  el pueblo rico se  organizaba bailes y orgías gays que estaban vedados para los travestidos, en estas fiestas   solamente podían ingresar homosexuales muy masculinos.

Al revisar los informes de los archivo policiales, se puede saber que en el año 1879  hombres jóvenes y hermosos se arriesgaban  pasearse por el centro de Londres vestidos con ropas femeninas, estos travestís se dirigían a  disfrutar de uno de sus hobbys, las funciones de teatro

Para esa época Londres contaba con una inmensa cantidad de burdeles masculinos para el uso de exclusivo de hombres, en estos lugares  los clientes tenían derecho a solicitar a los trabajadores sexuales lo que gustase siempre y cuando no se utilice la violencia. Por otra parte, lo sitios para ideales para que los clases populares puedan conseguir por lo menos  algún evento homosexual eran los urinarios y parques, en estos espacios las prácticas más comunes  eran la masturbación mutua y el sexo oral. A estos sitios concurría la policía inglesa a fisgonear y luego chantajear a los gays, éstos compraban la voluntan de  los miembros del orden público con favores sexuales y con dinero.

En los burdeles los aristócratas y burgueses se relacionaban emocional y sexualmente con hombres  de baja extracción social. De ahí, que era usual que cualquier plebeyo desfallezca de placer por la succión que aplicaba a su ano los labios ávidos del más noble de los londinenses. 

A pesar de la rígida moral que se predicaba desde el gobierno, la practica del  sexo homosexual no había disminuido, solo  se había vuelto más clandestino. Esto daba lugar para que se incremente la hipocresía, el engaño  y la mentira.

La mayoría de los clientes de los burdeles masculinos eran hombres casados que llevaban doble vida, estos caballeros vivían inventado  mentiras  para no ser descubiertos por sus cónyuges. Un médico amigo de Jhon Addington Symonds consideraba que las migrañas y problemas estomacales de la mayoría de hombres era resultado de su lucha infructuosa por desviar sus deseos homosexuales

El año 1886 en la calle Cleveland, en un burdel que ofrecía los servicios sexuales de telegrafistas  a clientes millonarios se identificó entre los usuarios a lord Somerset amigo de aventuras  del príncipe Eduardo,  hijo de la reina Victoria. La fogosidad de este noble durante el coito homosexual llamó la atención de los clientes del cabaret y lo puso al descubierto, en este caso la intervención del gobierno detuvo la actuación de las leyes antihomosexuales que penalizaban la homosexualidad masculina  con diez años de reclusión.

 El 1 de mayo de 1876 la reina Victoria fue proclamada Emperatriz de la India, este  cargo fue creado por la genialidad política el Presidente del Gobierno, Benjamín Disraeli. Este estadista   se había ganado la  fama de mujeriego, criterio que el mismo acrecentaba cuando declaraba que “no hay mayor desgracia que la de poseer un corazón que no envejezca”.  Las escenas románticas que permanentemente protagonizaban la reina Victoria y Benjamín Disraeli, dieron lugar para que la gente  considerara que entre los dos había algo más que una relación política, Disrael nunca hizo esfuerzos por desmentir su relación sentimental con la reina a la cual  él llamaba  su “hada”.

Dentro de la historia judía de la ciudad de Londres  Benjamín Disrael ha sido catalogado  como  el amante clandestino de la reina, pues el mismo Disraeli con su actitud  ha sostenido esta percepción, él al referirse a la soberana tiernamente musitaba  “ella abrió mi pensamiento y su corazón”. La entrañable relación entre la santurrona reina y Disraeli databa desde antes que estos dos personajes enviudaran, así, en el año 1858 se rumoró que la reina Victoria proclamaría a Benjamín Disraeli como el primer virrey de la India

En 1877 año del quincuagésimo aniversario de  subida al trono de la reina Victoria, grupos sociales que vivían en una economía de guerra protestaron enérgicamente por el dinero público gastado en celebrar “50 años de servilismo real”. La monarquía predicaba el ahorro pero en sus festejos practicaba el despilfarro.

 Los sucesos posteriores acarrearon más desprestigio a los miembros de la familia real, el 1 de diciembre de 1887, el 7 de agosto, el 8 de septiembre, el 30 de septiembre, en  octubre  y el 9 de noviembre de 1888, el 1 de junio, el 17 de julio y el 10 de septiembre de 1889, se encontraron en diferentes barrios londinenses los cadáveres de mujeres que habían sido mutiladas, el asesino les abría  el vientre para extraerles las vísceras, a algunas de las infortunadas chicas les arrancó las partes genitales. En este caso los profesionales de  Scotland Yard no dieron con el asesino. Este sádico sexual victimó a once mujeres y ha sido conocido  como Jack “el destripador”.

Aunque la policía no pudo poner tras las rejas al culpable de los crímenes, la opinión pública señaló como el responsable de estas monstruosidades a un familiar cercano de la reina Victoria, el criterio general fue que Scotland Yard encubrió al criminal por autorización superior.

En 1889 un nuevo escándalo sexual en la apetecida calle Claveland sacudía Londres, éste ocurría en un burdel exclusivamente masculino. Este caso no hubiera tenido mayor trascendencia si el gobierno no hubiera reprimido severamente la investigación de uno de los clientes, el nieto de la reina Victoria, el Príncipe Alberto Víctor, hijo de Eduardo. Los prostitutos inquietos llamaban al príncipe  de 25 años, con calificativos como el “culión incansable”. Mientras los gays ricos  gozaban de mucha libertad, los gays pobres tenían que soportar la asfixiante atmósfera de la Inglaterra victoriana, ahogando sus íntimos deseos en las interminables jornadas laborales.

Al revisar  el pensamiento político  de los presidentes del Gobierno ingles, se encuentra que entre 1868 y  1874 en que ejerció la Presidencia del Gobierno, Guillermo Gladstone de ideología  liberal, el político estaba a favor de  establecer reformas políticas que beneficien a los obreros, esto fastidió a  los ricos quienes provocaron su caída, a diferencia de Gladstone, en la Presidencia de  Benjamín Disraeli militante del partido conservador, éste  se identificó con los intereses de banqueros e industriales y fomento  el imperialismo en Inglaterra.

Es clarísimo que en  la era victoriana la censura moral fue un instrumento para privar a los trabajadores de la posibilidad de acceder a la esfera pública. Con mano de hierro se consiguió  someter a los obreros a trabajar sin descanso para consolidar la segunda revolución industrial y sostener la hegemonía de la Gran Bretaña en el mundo. Así mismo la represión sexual sirvió para castigar a aquellos que desafiaban al sistema con ideologías más humanistas, pues los artesanos sostenían ideas  antiimperialistas y los obreros se identificaban con la ideas republicanistas.

Eduardo Ramón L.©
Grupo País Canela

grupo_canela@yahoo.es

Fuentes:
Memoirs of Jhon Addinton Symonds
Strachey, Giles Lytton: La reina Victoria

Stanley, Weintraub: Victoria: Una íntima biografía
Benavides, Farid: Derecho y nación- A propósito de la construcción de la nación en el Londres victoriano
Gareth, Jones: Cultura y políticas obreras en Londres 1870-1900
Pearson, Hesketh: Disraeli.
Krafft-Ebing: Psicopatía sexual
Dorothy Marshall: Victoria
Escudero, Antonio: La revolución Industrial en Gran Bretaña
MacDonall: El criminal-tipo

Bibliotecas consultadas:
Pontificia Universidad Católica del Ecuador – Quito, Ecuador
Universidad San Francisco de Quito - Quito, Ecuador
Archivo de la Federación Ecuatoriana de Minorías Sexuales (FEMIS) –Quito, Ecuador

“EXISTEN DIFERENTES PRACTICAS HOMOEROTICAS  EN LA HISTORIA?”

Es necesario destacar que la constante presencia de otras identidades sexuales a través de la historia del ser humano, se puede apreciar y constatar en la tradición oral y escrita como en los vestigios arqueológicos de varias culturas a lo largo del desarrollo de la humanidad.  Las prácticas homoeróticas han sido bien acogidas y aceptadas plenamente como parte del sistema organizativo de la vida social de otras culturas, como las ancestrales.  En el caso específico del Ecuador se puede observar que “estatuillas de varones participando en sexo oral y anal están presentes a lo largo de las culturas prehispánicas andinas (…) estatuillas de temas homo y bisexual”[1], en donde podemos maravillarnos y deleitarnos con las representaciones de las prácticas homoeróticas en las que participan varios individuos, estas son posibles evidencias de que la construcción social de la práctica sexual era concebida sin los actuales estigmas y restricciones a consecuencia del sistema binario heterosexual, donde el placer sexual como la orgía provocan conflicto, la práctica de la sexualidad según mi criterio no debería ejercerse para la aceptación social sino sólo para el gozo y el deleite compartido.

Margarita Camacho Z.
MA Estudios Latinoamericanos, Mención Políticas Culturales – UASB
margacamacho07@yahoo.com
Grupo País Canela™


[1] Benavides, Hugo, La Representación del Pasado Sexual de Guayaquil: Historizando los Enchaquirados, Forham University, (traducción de Xavier Andrade). Revista Íconos 24, 2003, pp. 2-3

EN LOS ANDES INCÁSICOS, LA HOMOSEXUALIDAD ERA PERMITIDA
COMENTARIOS IRREALES DE GARCILASO DE LA VEGA

El 12 de abril de 1539, nació en el Cuzco, “el Inca, Garcilaso de la Vega”, hijo del Capitán español Garcilaso de la Vega y de la Princesa incaica Chimpu Ocllo, nieta del Emperador Tùpac Inca Yupanqui. Su infancia estuvo colmada por los recuerdos de las victorias indígenas y en su juventud, luchó afanosamente para incorporarse al mundo social y cultural de los españoles.

El la ciudad del Cuzco, a los mestizos locales, los indígenas los consideraban blancos, por esta razón muchos mestizos trataban obsesivamente de blanquear sus costumbres, para poder ingresar el círculo social de los españoles y en este intento recurrían a dádivas y adulos para ensalzar a los blancos, pero este esfuerzo no les dio ninguna recompensa, en vista de que esta población que mayoritariamente era  analfabeta, apenas tenían próximo a un mestizo o indio, lo rechazaba ostentando superioridad racial.  En su ciudad natal, el Inca Garcilaso de la Vega, orgullosamente pregonaba que “por sus venas corre sangre española, que el reconoce caudalosa y brillante”.

El 20 de enero de 1560, Garcilaso viajó a España, encontrándose ante la corte española sufre un terrible desengaño, luego de la presentación de rigor, la instituciòn lo identificó  como  “un mestizo, hijo de madre india”, en un país en el que la limpieza de sangre y el hecho de tener título nobiliario era de mucha importancia.  A su condición de mestizo se sumaba la de ser hijo ilegítimo de un Capitán acusado de lesa majestad, por esta situación desde el inicio de su arribo a España, el cuzqueño fue tratado como “bastardo”. A pesar de esta adversidad, Garcilaso intentaba en todo momento de probar su total fidelidad a la corona y no se amilanaba ante la exclusión social que padecía.

Con el fin de demostrar el predominio de la sangre paterna en su naturaleza, el 22 de noviembre de 1563, se cambia el nombre de bautizo que fue Gómez Suárez Figueroa por el nombre de su padre, desde este momento aparece como Garcilaso de la Vega. El peruano, no disimula su desesperación por alcanzar el reconocimiento de la Corona,  y por este motivo se enrola en el ejército para luchar a favor de España en la Guerra de Alpujarras.

Era conocido que a los mestizos americanos de la primera generación, sus madres los llamaban con un nombre indígena, sin embargo Garcilaso nunca quiso revelar el nombre indígena con el cual era llamado por su madre y sus parientes maternos.

En el año 1570,  el virrey del Perú, don Francisco de  Toledo desató una espantosa represión en contra de los Incas que aun mantenía ideales de restauración imperial, para sofocar los conatos  de subversión, utilizó como extintores,  la persecución y  el destierro de los Incas varones y los mestizos de sangre real. El virrey Toledo desconoce la autoridad de los Incas en el  Tahuantinsuyo, y los califica de usurpadores y sanguinarios,  para el virrey, los Incas eran unos  genocidas que masacraron a otros grupos étnicos, y por ello no tenían ningún derecho sobre la región.  Continuando con su política de mano dura, en 1572, don Francisco de Toledo ordenó que el último Inca Túpac Amaru fuera ejecutado en la plaza del Cuzco, con este asesinato, culminan cuarenta años de resistencia indígena. En medio de la soledad y pobreza, Garcilaso de la Vega recibe la noticia del trágico fin de la dinastía de su madre, estos sucesos le provocan un fuerte choque emocional.

En el ocaso de su vida, Garcilaso empieza a mostrar una lealtad apasionada hacia su país de origen y desde su confinamiento voluntario, en España empieza a redactar uno de sus trabajo màs copiosos y polémicos, como es  “Comentarios Reales de los Incas”. En esta obra los Incas son presentados como los civilizadores providenciales de pueblos disolutos  de la región, los mismos que  no tuvieron otra posibilidad que no sea    utilizar  sus leyes severísimas  para erradicar la sodomía, y de este modo preparar el camino para el arribo del evangelio cristiano. 

En esta narración el escritor manifiesta que antes del incario habìa  pueblos que vivían  “como bestias y peores, porque no les llegó a ellos la doctrina y enseñanza de los Incas… hubo sodomitas en algunas provincias, aunque no muy al descubierto y en secreto… antes de la conquista incaica los indios no tuvieron otra guía sino el demonio”.  En estas anotaciones Garcilaso informa que el Inca General Auquititu, había hallado en los valles próximos a la costa, a algunos sodomitas que “en secreto usaban aquel vicio” y por esta situación, decretó que “en plaza pública los quemasen vivos”, nos solamente a los culpados sino a todos los sospechosos, además ordenó que “se quemasen los árboles de sus heredades, arrancándolos de raíz”, para que con este escarmiento no quedase memoria de cosa tan abominable, ya que si de allí en adelante algún avezado intentara caer en semejante delito, sería asolado todo su pueblo y quemados sus moradores en general.

Al referirse a la Provincia llamada Huailla, el narrador  testifica que los Incas castigaron en ella a algunos “somèticos, que con mucho secreto usaban el abominable vicio de la sodomía”. En esta parte de la obra, es  evidente que el historiador   busca un pretexto para justificar el atropello que los Incas cometieron contra los Huaillas, a quienes les arrebataron sus territorios, expatriándolos indefinidamente. Los Incas doblegaban a los pueblos conquistados, destruyendo su fe, para tal efecto procedían a secuestrar a su  ídolo principal. A lo largo de esta obra, Garcilaso de la Vega, presenta a las prácticas homosexuales como actividades vergonzosas que tienen que esconderse y practicarse en secreto

En el imperio incaico habìa la tradición de la llegada de gigantes oriundos de la Patagónica, a la península de Santa Elena, según comenta Garcilaso debió ser  por vicio  o por consejo e inducimiento del demonio que estos hombres descomunales usaban “unos contra otros  el pecado nefando de la sodomía”, por esta razón asegura el escritor “Dios mandó un castigo”, pues estando los extranjeros reunidos en el clímax de una orgía “vino fuego del cielo y los consumió a todos” .En las culturas nativas americanas, las relaciones sexuales no se desarrollaban exclusivamente en la intimidad de la pareja sino también en forma grupal.

En 1581 el Padre Maldonado describió el desarrollo de una fiesta orgiástica en la zona de Chunchi, otros narradores  informan que el Cuzco era Huàscar quien las preparaba. Para los indígenas el placer sexual era un regalo que Dios les otorgó en recompensa por las dolencias que tenia que combatir

Al realizar un cotejo entre las relatos de Garcilaso de la Vega, , con los relatos de otros cronistas se descubre la verdad,  Garcilaso inventa en sus obras un castigo para los sodomitas andinos.

Cuando se estudia a Felipe Guamàn Poma de Ayala, se observa una detallada y prolija descripción de las leyes y castigos incaicos. Este escritor elabora una lista de diecisiete penas impuestas como castigo a los delincuentes. La hoguera no fue incluida en esta lista. Los Incas nunca utilizaron el fuego como arma para castigar los crímenes cometidos. Según el testimonio de Guamàn Poma de Ayala, la pena capital fue utilizada únicamente para castigar a aquellos que asesinaban por envenenamiento.

La crónica de Juan de Santa Cruz Pachacuti Yupanqui refuta la obra de Garcilaso de la Vega, este relator informa que en el Cuzco sede del gobierno incaico los individuos de “tercer genero fueron respetados y celebrados” y jamás castigados.

El caudaloso relacionista de Indias, don Antonio de Herrera y Tordesillas, sin necesidad de salir de España, fue capaz de escribir una densa y confiable obra, ya que tuvo a su disposición los documentos de la Cámara Real y además contó con un número elevado de informantes. Gracias a este trabajo, es posible conocer pormenores de los castigos que los Incas propinaban a los delincuentes. Para conseguir este dato, desde España se programó un interrogatorio, para que sea aplicado a los principales de los pueblos y a los indios viejo, naturales del Cuzco.  Luego de esta averiguación, se conoció que en los Andes la homosexualidad no era un acto censurable.

En el año 1525 Huayna Cápac repartió la administración de su imperio entre sus hijos Huàscar y Atahualpa, luego de esta división, la isla Punà, quedó bajo la ordenanza de Huàscar. En este cacicazgo, una gran parte de la población participaba de una dinámica vida gay, pero este ritmo cesó, cuando empezaron las disputas entre los súbditos de Huàscar y los de Atahualpa por la posesión de los depósitos de sal que se almacenaban el esta isla. Los subalternos de Atahualpa  guiados por los cursos de los ríos Chimbo, Yaguachi, Babahoyo y Guayas llegaban a Punà para abastecerse de sal, pero los subalternos de Huàscar les bloqueaban el acceso al preciado mineral. Esta discordia creció desproporcionada, en vista de que el la isla Punà se encontraban las únicas fuentes de sal al alcance de las tropas de Atahualpa. Desgraciadamente el conflicto iniciado por la sal fue alimentado por otras diferencias, la culminación de esta  discordancia fue la  sangrienta guerra  entre Huàscar y Atahualpa.

Al revisar exhaustivamente los castigos narrados por Garcilaso de la Vega y al  compararlos con otros códigos penales, se encuentra que el cronista los tomó de las leyes inquisitoriales referentes a la Sodomía, La homosexualidad en el siglo dieciséis se castigaba con la hoguera. Para esa época, Garcilaso ya se habìa adaptado a vivir en una sociedad patriarcal, machista y heterosexista,  de ahí que había asimilado sin dificultadad la normativa eclesiástica.

El escritor Michael Horswell asegura que una revisión prolija de las fuentes históricas que contienen las leyes y regulaciones morales de los Incas revela “que no hubo prohibiciones ni castigos específicos para las prácticas homosexuales”, por esta razón el  intelectual peruano Cristian Fernández califica a Garcilaso como “maestro de ambigüedades”.

En la disertación colonial, los pueblos andinos fueron presentados como  débiles y afeminados. Esta apreciación se debió a que en estas culturas no existió una división sexual del trabajo, de la forma como existía  en España. En los Andes no se privilegió lo masculino a expensas de lo femenino, las mujeres no tenían la obligación de servir a los hombres, y además lo masculino jamás fue considerado superior a lo femenino.

Un trabajo que en España era considerada como netamente femenino, en el imperio incaico la hacían  los varones, esto es elaborar tejidos. Esta realidad  trastornó a los españoles.

Existe mucha información sobre  las faenas realizadas por los Incas varones.   El narrador Pedro Pizarro señala que las mujeres solo hila las fibras de la lana “ya que eran los varones quienes tejían”, don Pedro Ciesa de León al recorrer el territorio Cañari observa que aquí las mujeres realizan la  siembra de los campos, mientras “sus maridos están en casa tejiendo e hilando”. Cuando Ciesa de León visita Quito observa que “las mujeres son las que labran los campos y benefician la tierra y los maridos hilan y tejen”.  Esta noción de afeminados y carentes de virilidad de los tejedores cañarejos y quiteños fue también lanzada por Ciesa de León a los hombres del Cuzco, asì el redactor narra que en esta comarca “mientras las mujeres están arando, ellos están hilando….y hacen cosas màs pertenecientes  para el uso de las mujeres, que para el ejercicio de los hombres”, ante estas redacciones   Garcilaso de la Vega reacciona y procede a negar lo afirmado, considerándolo calumnioso y fraguado para perjudicar a los indígenas, por lo tanto   alega que “no ha habido gente màs varonil, que tanto se haya apreciado de cosas de hombres como los Incas, ni que tanto aborreciesen las cosas mujeriles”, Garcilaso califica al oficio de tejer como trabajo mujeril y señala que “las indias hilaban y tejían algodón y lana para vestirse a si mismas y a sus maridos e hijos”. La estudiosa de la obra  de don Garcilaso de la Vega, doña  Beatriz Pástor  lo define, como un escritor complejo y contradictorio.

Los incas varones fueron expertos en el arte de tejer y pudiendo a confeccionar vestuarios con plumas diminutas, extraídas del pecho de los colibríes.

Los hechos acaecidos en los Andes  nos están probando  que la virilidad no es estática ni atemporal, es histórica, es construida socialmente, no es derivación de nuestros elementos biológicos, es creada en la cultura y cambia en el transcurso de la historia.

En toda su obra don Garcilaso de la Vega despliega mucho esfuerzo para probar que el imperio  incaico es una gran civilización, en donde se reproducen todos los códigos éticos y morales de los españoles.

Después de mucho trajinar, Garcilaso de la Vega consigue que fray Luis dos Anjos a nombre del Santo Oficio, apruebe la publicación de su obra, era el 26 de noviembre de 1604. Con esta aprobación  este cuzqueño se convierte en el primer americano que logró publicar  una obra  en Europa. Si Garcilaso de la Vega hubiera escrito algo que atente contra el ideario de la Corona Española, hubiese sido encarcelado y probablemente quemado, en este caso su obra jamás hubiera salido a la luz pública.

Los psicoterapeutas  modernos consideran que fueron los traumas del escritor los que lo condujeron a imprimir invenciones en sus obras, el Inca, Garcilaso de la Vega fue testigo de la resistencia indígena, de la guerra entre los españoles y también fue testigo de la golpiza y violación que sufrió su madre, cuando el escritor era aun un infante. Este acto bestial fue perpetrado por un soldado de bajo rango, con el fin de obligar a Chimpu Ocllo a casarse con él, para este tenebroso militar  el matrimonio con la indígena resultó un gran negocio, en ese instante el padre de Garcilaso de la Vega ya habìa abandonado a Chimpu Ocllo para casarse con una mujer blanca.

El 12 de abril de 1617, Garcilaso de la Vega dictó su disposición testamentaria, por esta declaración se pudo conocer que jamás estuvo casado y que no tuvo descendientes. Ya en el crepúsculo de su vida, el escritor termina identificándose como indio, ante la necesidad de erigirse como un erudito sobre el pasado de los Incas, frente a los cronistas españoles. Abatido por  la melancolía, en un mundo social esquivo, añorando la belleza estremecedora del Cuzco, la gloria de sus antepasados, el tierno regazo de su madre india, muere Garcilaso de la Vega a la edad de  setenta y siete años, dejando como herencia para sus lectores una obra  dudosa,  pero monumental.

Lastimosamente la obra: “Comentarios _Reales de los Incas” del Inca, Garcilaso de la Vega ha sido utilizada selectivamente como un argumento para perpetuar el odio antigay y la violencia que sobrellevan homosexuales, lesbianas, bisexuales, transgéneros y  heterosexuales defensores de la causa de los grupos GLBT.

Hasta hace poco las publicaciones del Inca, Garcilaso de la Vega fueron consideradas como referencias imprescindibles para conocer la historia del incario. Sin embargo un análisis de otras crónicas iluminó aspectos biográficos del Garcilaso, esto produjo cambios profundos en la valoración de su obra y en la confiabilidad de las hechos narrados en ella.

Eduardo Ramón López©
Grupo País Canela
grupo_canela@yahoo.es

BIBLIOGRAFÌA

FUENTES PRIMARIAS

Ciesa de León Pedro: Crónica del Perú (1553)
Pizarro, Pedro: Relaciòn del descubrimiento y conquista de los reinos del Perú (1571)
Guamàn Poma de Ayala, Felipe: El Primer Nueva Crónica y Buen Gobierno (1615)
De la Vega, Garcilaso: Comentarios Reales de los Incas (1609)
Santa Cruz Pachacuti Yanqui, Juan: Relaciòn de antigüedades deste reyno del Perú (1613)
De Herrera y Tordesillas Antonio: Historia General de los Hechos de los Castellanos, en las islas, y Tierra-firme del Mar Océano (1601)
Padre Maldonado: Relaciòn Geográfica (1581) 

FUENTES SECUNDARIAS

Pástor, Beatriz: La razón utópica del Inca Garcilaso
Fernández, Christian : Inca Garcilaso: imaginación, memoria e identidad
Horswell, Michael: Un sacrificio fundacional 

Bibliotecas Visitadas

(Ciudad de Quito)
Banco Central del Ecuador
(Fondo Carlos Manuel Larrea)
Universidad Andina Simón Bolívar
Pontificia Universidad Católica del Ecuador
Universidad San Francisco de Quito 



 

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